La muerte es un proceso inevitable, la culminación de la vida, pero por el hecho de morir, hombres y mujeres que realizaron una fértil labor a favor de la sociedad, jamás serán omitidos, porque sus hazañas quedan patentadas.
Ese es el caso de Hugo Cabrera, quien ayer arribó al último y definitivo lecho, pero cuyas proezas perdurarán como ejemplo para las presentes y futuras generaciones.
Hugo fue un dechado de virtudes como atleta y como ciudadano, pero lamentablemente la vida no dura para siempre, llega el momento en que nos vence sin importar las armas que utilicemos para detenerla, es un suceso inevitable.
Lo que sí podemos, en especial los atletas, es ver a estos hombres y mujeres, como un símbolo por los aportes que realizaron sin pedir nada a cambio, en especial cuestiones materiales.
Nadie es profeta en su tierra, pero las sociedades que no reconocen los méritos de sus conciudadanos están permanentemente en riesgo de sucumbir.
Que eso quede bien claro.
RADARES.- Es lamentable que un reducido grupo de “incontrolables” esté siempre prestos a ofrecer informaciones falsas, sin calcular los daños sicológicos que ocasionan.
Ello así, porque desde hace unos días, vienen dando como un hecho el fallecimiento de Jack Veneno, quien se encuentra en un estado muy delicado de salud.
Eso es penoso, lamentable y desagradable en todo el significado de la expresión… Me agrada un “mundo” lo dicho por Juan Soto, estelar de los Nacionales, de que está dispuesto a representar al país en el Clásico Mundial, en cualquier posición que lo designen. aunque sea de “aguatero”…
Desde hace muchos años sostengo que el país no necesita nuevas instalaciones, sino reparar las existentes, y eso se está demostrando ahora hasta la saciedad.