HONG KONG.-Hong Kong se recuperaba ayer de la conmoción que supuso el asalto sin precedentes al Parlamento del lunes, mientras Pekín pedía mano dura con los responsables, al igual que el Gobierno local, aunque este se mostró dispuesto a “escuchar a todos los sectores”, incluidos los jóvenes.
En una inusitada conferencia de prensa a las cuatro de la madrugada locales, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, comparecía ante los medios para condenar el “extremo uso de la violencia y del vandalismo”.
Flanqueada por los policías responsables de seguridad, Lam aseguró que su Gobierno “perseguirá hasta el final las conductas fuera de la ley”.
También dijo que ha “reflexionado” sobre lo sucedido y afirmó que está dispuesta a “escuchar a todos los sectores de la ciudad.