Homosexualidad y enfermedades

Homosexualidad y enfermedades

Homosexualidad y enfermedades

Los líderes de la homosexualidad suelen sembrar en sus seguidores, sean estos neófitos o avezados, unas temerarias nociones que les llevan a creer que la práctica homosexual es relativamente inocua, puesto que, según ellos, la misma no comporta riesgos tan ciertos como para engendrar enfermedades mortales.

Eso dicen creer muchos de ellos. Pero la voz de la ciencia truena infalible y advierte, cada vez con más autoridad, que, en vez de la candorosa inocuidad aludida, el ejercicio de la homosexualidad atenta de modo severo contra la salud humana. Veamos estas breves referencias.

Hace poco tiempo trabajaron en conjunto la doctora Saunders Pocket, jefa del Departamento de Cirugía del hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, y una destacada enfermera de ese mismo centro de salud, Kathleen Melonakos, y realizaron un estudio en el cual fueron puestas de relieve las graves consecuencias de las conductas homosexuales.

Apunta la doctora Pocket que a la luz de su experiencia clínica, y a consecuencia de sus vastísimos estudios al respecto, la homosexualidad no es normal ni benigna, sino más bien una adicción letal de conducta, tal como demostrara el Dr. Jeffrey Satinover en su libro “Homosexualidad y la política de la verdad”, texto que desenmascara los principales sofismas y mentiras de la comunidad gay.

Agregan ambas investigadoras que hasta donde pudieron comprobar no existe en EE. UU. ningún otro grupo de personas que muera de enfermedades infecciosas en edad tan joven (cuarenta y tantos años) como el grupo de los que practican la homosexualidad. Según ellas, las enfermedades a las que los homosexuales activos son más vulnerables suelen clasificarse en:

• Clásicas (de transmisión sexual como la sífilis)
• Entéricas (enfermedad del intestino gay)
• Hepatitis A, B, C, D y citomegalovirus

• Trauma físico (que produce incontinencia fecal, hemorroides, fisura anal, edema penil), y
• Sida

Tales estudios han establecido, igualmente, que la homosexualidad es más mortal que el tabaco, que el alcoholismo y que la adicción a las drogas.

Pues bien, esos son apenas algunos de los riesgos a que el “modernismo gay” pretende exponer a la juventud dominicana mediante promociones y defensas dañosas de la desviación sexual. Ojalá el Padre Celestial vacune a nuestro país contra el abuso y el daño que los poderosos del mundo se han propuesto aplicarle.



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