Homo novus

Homo novus

Homo novus

Wilfredo Mora

Podríamos empezar por afirmar que es desde la reelección presidencial que estamos metidos en esta reyerta política; lo cual es bueno, porque es una oportunidad para aquellos “preocupados”, que no entienden todavía qué es lo que tienen que hacer.

La indecisión tiene que ser de contenido electoral; de un sólo golpe, estos escándalos en el oficialismo pueden lograr que la ciudadanía madure, tome conciencia y haga epónima la próxima campaña electoral a favor de la oposición.

Surge así el tema de los “homines novi” (los candidatos), que en la época de Marco Tulio Cicerón aspiraban a las más importantes magistraturas de la república romana. Es muy interesante el modo de celebrar esas centurias o elecciones.

El voto era secreto y cada elector lo emitía escribiendo el nombre del candidato preferido en una tablilla: el voto automatizado es muy complejo.

El nombre candidatus vestía de toga blanca (toga candida), a fin de ser fácilmente identificados, y la candidatura o petitio aceptada tenía lugar con ajetreo de los candidatos para pedir votos en período de campaña, se denominaba ambitus y ambitio, y adquirió un significado “peyorativo” si estas ocurrían fuera de la contienda.

Los artífices de la reforma constitucional del país han mostrado muy claramente su instrumento político para continuar en el poder más de lo que la ley manda; El presidente actual junto a su partido (que ahora no es el candidato del partido oficialista) ha designado una figurilla como nunca antes se había tenido noticia en una campaña política.

Pero no es un verdadero homo novus, porque las apariencias no pueden superar las cualidades.
La fama de homo novus estaba destinada a la fama de orador, de su ejercitamiento. También ayuda mucho a un homo novus la simpatía de los nobles y, sobre todo, la opinión de los que antes fueron candidatos.



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