Hombres “normalizan” su disfunción eréctil

Hombres “normalizan” su disfunción eréctil y no acude al médico

Hombres “normalizan” su disfunción eréctil y no acude al médico

Hay disfunción eréctil cuando esta se mantiene en el tiempo dificultando una vida sexual normal.

Madrid.– Dos millones de varones españoles padecen disfunción eréctil, pero el 30 % de ellos la “normaliza” y no acude al médico a buscar un tratamiento por desconocimiento y por entender que es normal tener problemas de erección a una determinada edad.

En una entrevista con EFE con motivo del día mundial de la salud sexual el 4 de septiembre, el presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa), Ignacio Moncada, quiere visibilizar este trastorno que en España afecta a uno de cada cinco hombres entre 40 y 70 años, proporción que aumenta de forma progresiva a partir esa edad ya que el envejecimiento es el primer factor de riesgo.

Este experto considera que hay disfunción eréctil cuando esta se mantiene en el tiempo dificultando una vida sexual normal, por lo que la disfunción nunca es una alteración puntual, tiene que ser un problema recurrente y continuado.

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La tentación de automedicarse

El presidente de Asesa advierte sobre la tentación de algunos pacientes de automedicarse sin saber que detrás de esta incapacidad se esconde, a veces, una afección médica subyacente que necesita tratamiento como enfermedad cardiovascular, diabetes, colesterol alto, hipertensión, obesidad o tabaquismo.

Y dado que provoca estrés, ansiedad y afecta a la confianza en uno mismo también requiere, en ocasiones, atención psicológica.

En definitiva, hay una combinación de factores de tipo físico y psicológico que bloquean al paciente por lo que el enfoque médico es muy importante.

Actualmente, en torno al 60 % acude al médico pero todavía hay muchos hombres que prefieren pedir recomendaciones a sus amigos y medicarse “con cualquier cosa que vendan en farmacias” para conseguir una mejora inmediata, con el riesgo que eso supone: “No hay productos milagrosos”.

Moncada, que es jefe de Urología del Hospital de La Zarzuela, subraya que dos millones de hombres con incapacidad de alcanzar una erección lo suficientemente firme para tener una relación sexual es una cifra muy alta, que se multiplica al entender que no son ellos los únicos afectados, también lo son sus parejas.

Una pareja cogida de la mano
Una pareja cogida de la mano pasea por Valencia. EFE/Manuel Bruque

Seis meses con disfunción eréctil antes de ir al médico

En el caso de los pacientes que acuden al médico, la media tarda seis meses o más en pedir la primera consulta.

Con este margen de desconocimiento, Moncada quiere trasladar, con motivo del día de la salud sexual, que para la disfunción eréctil hay tratamientos y soluciones profesionales que permiten recuperar la función y una relación sexual con penetración.

Pese a la resistencia aún de algunos hombres de acudir al médico, este experto observa una evolución importante y afirma que a finales del siglo pasado el porcentaje que pedía cita para tratar su problema era del 10 % y hoy llega al 60 %, incluso los más jóvenes.

Respecto a otros países, Moncada señala que España está algo mejor, “por una salud cardiovascular más óptima”. Según este experto, en Estados Unidos el 50 % de los hombres entre 40 y 70 años tiene problemas de erección, mientras que en Europa los porcentajes son similares a España, más favorable en los países del sur por la dieta mediterránea.

Alternativas novedosas

Moncada también se refiere a alternativas novedosas como la cirugía del implante de prótesis, una opción más invasiva pero muy efectiva que permite una vida sexual plena y muy larga.

El procedimiento consiste, según este experto, en implantar dentro del pene unos cilindros hidráulicos que permitan al paciente lograr una erección.

Este experto anima a recurrir a opciones médicas, más o menos invasivas pero corregir la incapacidad porque no se puede renunciar a una actividad sexual plena por el envejecimiento, “sería como dejar de leer por no ponerse gafas o ir en silla de ruedas por no considerar una prótesis de rodilla”.