El suyo fue un enlace celebrado por todo lo alto, en la frontera entre EE.UU. y México con amplia presencia policial y periodística.
Una boda internacional entre un estadounidense y una mexicana que mostraba que no hay fronteras cuando dos personas se aman.
Pero había algo que el público no sabía cuando medios de todo el mundo, incluida la BBC, informaron del matrimonio.
El novio, Brian Houston, era un traficante de drogas convicto, según informaron los medios locales.
El examen de los registros no detectó los antecedentes de Houston, que estaba a la espera de conocer su sentencia en San Diego en las mismas fechas en las que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos aprobaba la apertura excepcional de la frontera para la celebración del encuentro de la pareja.
La boda fue parte del evento conocido como «Puerta de Esperanza», que permite la reunión de personas no autorizadas a cruzar la frontera.
Joshua Wilson, representante de una organización que agrupa los guardias fronterizos de San Diego le dijo al San Diego Union-Tribune que los agentes estaban «molestos» por lo ocurrido.
«Sienten que se estaban aprovechando de ellos, como si los hubieran engañado», afirmó. «Resulta que le prestamos protección armada a una boda del narco.»
Lo sucedido podría poner en riesgo que se mantenga la celebración anual de «Puerta de Esperanza».
Houston, oriundo de San Diego, firmó aquel día junto a la mexicana Evelia Reyes los documentos que los convertían en marido y mujer.
«Es un mensaje de que el amor no tiene fronteras», dijo después.
Ahora trascendió que había sido detenido en febrero en otro control fronterizo después de que la policía encontrara 19,5 kilos de heroína, 21 de metaanfetamina y otros 19,5 de cocaína.
Así figura en la denuncia.
Pese a ello, fue puesto en libertad bajo fianza con la prohibición de salir de Estados Unidos después de declararse culpable ante el juez en mayo.
La sentencia sobre su caso se espera para el febrero próximo.
Takae Michael, portavoz de la Patrulla Fronteriza, explicó que el historial de Houston había sido examinado de acuerdo con procedimientos internos y con la información suministrada por los organizadores del evento, la organización conocida como Ángeles de la Frontera, y no se le encontró ninguna actividad criminal.
La Patrulla Fronteriza tampoco había sido previamente informada de sus planes de celebrar una boda en el lugar.
«Aparecieron vestidos para una boda», afirmó Wilson. «Los agentes no podían haberlos parado. Nos pusieron en una situación de vergüenza».
Los encuentros transfronterizos anuales entre San Diego y Tijuana comenzaron a tener lugar en 2013.
Enrique Morones, director de Ángeles de la Frontera, dijo que su organización nunca había revisado ningún historial de los participantes. «La Patrulla Fronteriza nos informó de que ellos harían todos los exámenes necesarios y de cuáles eran las familias que habían sido rechazadas».