Holanda y Puerto Rico libraron el pasado lunes uno de los choques más interesantes del Clásico Mundial de Béisbol, con victoria de los isleños 4-3 en entradas extras, triunfo con el que obtienen derecho a su segunda final consecutiva.
Cuando se habla de Holanda en términos deportivos, siempre se piensa en fútbol, nunca en pelota, pero la verdad es que ha demostrado calidad de sobra.
Sostengo que ese enfrentamiento ante los boricuas lo perdieron a “chepa”, quizá por algunos errores mentales infantiles en el mismo primer inning, cuando el catcher Yadier Molina atrapó a dos jugadores fuera de base, lo que interrumpió un posible rally de por lo menos cuatro anotaciones.
Sin embargo, a pesar de esos fallos, no queda duda de que hay que colocar a los holandeses como una potencia de béisbol, lo cual han demostrado en varias etapas de los clásicos mundiales.
Sobre los boricuas, tienen una compenetración extraordinaria, a la que han sacado hasta ahora el máximo provecho.
Eso debe seguir ante Estados Unidos o Japón.
Sea con nipones o estadounidenses, esta debe ser será una final de “película”.