En Holanda se inaugura el primer museo dedicado a la prostitución que revela, sin tapujos, detalles de un oficio legalizado desde hace años en ese país.
El museo funciona en el famoso distrito de luz roja, en el centro de Ámsterdam, donde centenares de prostitutas anuncian sus servicios en vitrinas.
La idea del museo es ofrecer una perspectiva de «normalidad» de esa labor.
Los visitantes son invitados por un holograma de una prostituta a la entrada, pueden ver el interior y decoración de las vitrinas, así como los instrumentos y juguetes sexuales que pueden utilizarse, según los gustos del cliente.
También se proyecta una película que se enfoca en la vida cotidiana de las prostitutas y todas las personas que trabajan en su entorno, como estilistas, cosmetólogas, mucamas.
El negocio está regulado por las autoridades, pero funcionarios de la ciudad reconocen que han tenido dificultades tratando de controlar el tráfico humano y la prostitución de menores.
El museo está abierto desde el mediodía hasta la media noche y la entrada cuesta 7,5 euros.