Un apretón de manos puede llegar a ser un dolor de cabeza para las personas que desarrollan exceso de sudoración en las manos.
«No podía hacer algo tan simple como darle un apretón de manos a alguien o chocarle la mano a otra persona, cosas que la gente sencillamente da por sentado. Era desmoralizante».
Zoon le contó su experiencia a la BBC de cómo era vivir con hiperhidrosis.
«Me convertí en la chica de los guantes«, afirmó.
Y es que la joven que desarrolló una sudoración excesiva en las manos tenía que ponerse guantes para que los objetos no se «empaparan».
Zoon cuenta que cuando escribía dejaba marcas mojadas sobre el papel o en el teclado de la computadora.
En una oportunidad tuvo que pasar más del tiempo previsto en un aeropuerto porque los funcionarios de seguridad no podían captar sus huellas digitales.
Sobreproducción
La hiperhidrosis es una afección que sufren las personas que sudan en exceso y la experimentan principalmente en las axilas, las palmas de las manos, el rostro, el cuero cabelludo y los pies.
Según el doctor Javier del Boz, dermatólogo de la Academia Española de Dermatología y Venereología, la hiperhidrosis con frecuencia acarrea limitaciones en la vida diaria.
«A nivel de los pies es frecuente el desarrollo de infecciones secundarias como la tiña pedis (pie de atleta) o eczema. Estas personas frecuentemente presentan en muchos casos síntomas depresivos y aislamiento social», le indicó el especialista a BBC Mundo.
Y no es que las personas con hiperhidrosis tengan más glándulas sudoríparas que los demás.
«Lo que pasa es que el nervio que controla la sudoración, el nervio simpático, es hipersensible y causa la sobreproducción de sudor», señala el centro de salud e investigación científica Johns Hopkins Medicine de Estados Unidos.
Hay dos tipos de hiperhidrosis: la primaria y la secundaria.
La primaria es usualmente hereditaria y se puede experimentar desde la infancia y se intensifica en la pubertad, especialmente en las mujeres.
La menopausia
La secundaria está asociada con otros desórdenes como la gota, el alcoholismo crónico, el hipertiroidismo, la diabetes mellitus, el mal de Parkinson, las lesiones de la médula espinal y los tumores hipotalámicos.
En otros casos, la hiperhidrosis se vincula con la menopausia.
De hecho, Jane empezó a experimentar un exceso de sudoración en sus axilas cuando llegó a esa etapa.
Sucedió poco antes de que cumpliera 50 años. La condición le empezó a causar ansiedad, especialmente en compromisos sociales.
«Siempre había sudado mucho, pero cuando me aproximé a la menopausia empeoró«, le dijo a la BBC.
«En la boda de mi hija, mi vestido se llenó de grandes manchas de sudor».
Ropa húmeda
Pese a los síntomas obvios, la hiperhidrosis muchas veces no es diagnosticada porque muchos de los que la padecen no se dan cuenta de que se trata de una condición médica que es reconocida por la comunidad científica.
«El tipo de hiperhidrosis que más daño causa en el ámbito de las relaciones sociales es el que afecta las manos», le dijo a la BBC el doctor Mark Whiteley, especialista británico en cirugía vascular.
«He tenido pacientes que me han dicho que no pueden estrecharles las manos a los demás y muchos de ellos se han visto obligados a dejar pasar promociones y oportunidades en sus trabajos porque tienen esta condición embarazosa».
De acuerdo con el centro Johns Hopkins Medicine, las personas con hiperhidrosis muchas veces prefieren alejarse de los demás para evitar el contacto.
«Esto incluye citas amorosas, actividades de negocios y otros compromisos por temor al olor corporal y a tener la ropa húmeda«, indica la institución estadounidense.
Por eso, para Del Boz es fundamental que si una persona cree que tiene hiperhidrosis sepa que es un trastorno que puede ser tratado.
Consultar al médico es clave.
«Los médicos (pediatra o médico de atención primaria) pueden prescribir tratamiento (sobre todo medicamentos a base de aluminio) y si no hay buen control con estos, deben derivar al paciente al dermatólogo, ya que un diagnóstico temprano y tratamiento mejorará mucho la calidad de vida de estas personas», afirmó el médico.
Tratamientos
El doctor Javier del Boz explica que aunque no se puede curar la hiperhidrosis, existen varios tratamientos que pueden ayudar a reducir la sudoración.
Zoon, por ejemplo, se sometió a un tratamiento conocido como iontoforesis.
De acuerdo con el dermatólogo, se trata de «una técnica que consiste en ‘inyectar en la piel’ sustancias con una corriente eléctricaque pasa a través del agua desde un polo eléctrico a la piel. Resulta una terapia efectiva, pero difícil de realizar dado el tiempo que conlleva».
Jane, por su parte, fue remitida a un especialista y vio que su condición mejoró con inyecciones (en sus axilas) de toxina botulínica, una sustancia que inhibe la inervación en la glándula sudorípara ecrina.
«Las inyecciones fueron un poco dolorosas, pero pienso que valieron la pena. Antes de tenerlas, me daba miedo levantar los brazos porque podía haber marcas debajo de mis brazos», dijo Jane.
En casos de hiperhidrosis resistentes a todos los tratamientos puede plantearse la realización de un tratamiento quirúrgico
Del Boz advierte que, aunque la inyección subcutánea de toxina botulínica ha dado unos resultados esperanzadores, «se tiene aún poca experiencia y es un tratamiento caro».
«En los últimos años, el principal avance ha sido el uso de fármacos anticolinérgicos por vía oral para controlar dicho exceso de sudor. Sobre todo, la oxibutinina, fármaco cuyo uso aprobado por ficha técnica es el tratamiento de la incontinencia urinaria en mayores de 5 años», indicó el doctor.
«En casos de hiperhidrosis resistentes a todas las terapias puede plantearse la realización de un tratamiento quirúrgico que consiste en la extirpación de las glándulas sudoríparas o en la realización de una simpatectomía», agregó.