La muerte de Tupac Shakur continúa alimentando teorías y sospechas casi tres décadas después del trágico evento en Las Vegas.
La muerte de Tupac Shakur continúa representando una herida abierta en la cultura del rap, una mezcla de dolor colectivo y teorías sin respuesta que se ha prolongado por casi tres décadas. El 7 de septiembre de 1996, un tiroteo desde un coche en marcha después de un combate de boxeo en Las Vegas terminó con la vida del legendario rapero. Sin embargo, las secuelas de su asesinato se han extendido mucho más allá de esa noche. Las sospechas nunca se apagaron, y el nombre de Sean “Diddy” Combs (antes conocido como Puff Daddy) ha sido uno de los más recurrentes en las teorías que buscan una respuesta.
Mopreme Shakur, el hermanastro de Tupac, compartió recientemente sus dudas sobre la versión de los hechos en una entrevista para el programa “Piers Morgan Uncensored”. Mopreme, con una voz pausada y un tono de melancolía apenas contenido, admitió que aunque ha hablado con Combs sobre los rumores de su implicación en el asesinato, sigue sin confiar plenamente en su versión. “Mi opinión es que no fue una declaración100% honesta”, comentó, refiriéndose a la negación de Diddy de haber participado en el asesinato de su hermano.
Las sospechas sobre Diddy y The Notorious B.I.G. (Christopher Wallace) se remontan a la larga enemistad que existía entre Tupac y el colectivo de Bad Boy Records, encabezado por Diddy. Aquella rivalidad, alimentada por disputas musicales y personales, se había convertido en una de las más amargas de la historia del rap, especialmente después del atentado en el que Tupac fue herido en 1994, lo que avivó las llamas de un conflicto entre las costas Este y Oeste de Estados Unidos.
En 2008, un artículo ya retirado de Los Angeles Times intentó arrojar luz sobre los eventos, afirmando que ni Diddy ni Biggie Smalls tenían “ningún conocimiento de un ataque contra Tupac”. Sin embargo, Mopreme, aún escéptico, subrayó: “Hay que averiguar qué es verdad y qué es falso. Qué es real y qué es inventado”.
Mopreme reveló que años después de la muerte de Tupac, tuvo la oportunidad de encontrarse con Diddy en persona, en Los Ángeles, en un encuentro facilitado por el DJ Big Boy, una figura prominente en la escena hip-hop. Acompañado por hombres que describió como “de aspecto rudo”, Mopreme se sentó cara a cara con Diddy. En esa conversación, Combs negó cualquier implicación, diciendo claramente que no tuvo nada que ver con el asesinato.
“Básicamente, me dijo que no tuvo nada que ver con la muerte de mi hermano”, relató Mopreme durante la entrevista. Le respondí: “La verdad aún no ha salido a la luz, así que vamos a ver”. Aquí estamos, 27, 28 años después, y parece que hay dudas en esa declaración, junto con todas las otras sospechas que se tienen.
Las palabras de Mopreme resuenan con un eco de incertidumbre, mientras las investigaciones sobre el asesinato de Tupac han tenido, en los últimos meses, un nuevo capítulo. Un reciente testimonio de Duane “Keefe D” Davis, un gánster relacionado con la pandilla Crips, ha vuelto a encender las especulaciones. Davis, ahora acusado formalmente del asesinato de Tupac, afirmó haber recibido un millón de dólares de parte de Diddy para orquestar el crimen.
Este testimonio ha generado aún más dudas. Greg Kading, ex detective del Departamento de Policía de Los Ángeles, sostiene en su libro “Murder Rap” que Davis confesó la supuesta implicación de Diddy. Aunque el mismo Davis aseguró que “sólo se había delatado a sí mismo” durante los interrogatorios con la policía, los documentos legales parecen contradecirlo, sugiriendo que proporcionó información sobre un pago efectuado por Eric Von Martin, un conocido narcotraficante, para llevar a cabo el asesinato.
Mientras tanto, Mopreme, sereno pero persistente, ha manifestado públicamente que la investigación debe ser reabierta. La familia Shakur, según informaciones exclusivas de Page Six, está considerando demandar a Diddy por su presunta relación con el asesinato. Abogados de alto perfil como Alex Spiro, quien también ha representado a figuras como Beyoncé, Jay-Z y Elon Musk, están evaluando el caso.
“Es hora de que todo esto se investigue de nuevo”, dijo Mopreme con firmeza, como si sus palabras cargaran el peso de los años y la esperanza de una verdad esquiva.
Sin embargo, Sean “Diddy” Combs, que actualmente enfrenta otros cargos relacionados con tráfico sexual y crimen organizado, sigue negando cualquier vinculación con la muerte de Tupac. Su equipo legal no ha emitido declaraciones recientes en respuesta a las renovadas acusaciones.
Mientras los ecos del pasado retumban en la actualidad, una sensación de justicia postergada sobrevuela el caso. La imagen de Tupac, inmortal en los escenarios y en las calles, se mantiene intacta en la memoria colectiva, y las preguntas continúan acechando, sin respuesta clara, en el turbulento universo del rap.
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