El viernes 12 de agosto que discurre, Heriberto Morrison puso en circulación “Pasión Compartida. Deporte y Literatura”, séptima publicación en forma de libros del regio intelectual cuya formación académica es como abogado, pero que su fervor por la actividad atlética lo trocó en periodista y escritor deportivo de élite.
Una obra cuya naturaleza no abunda en el contexto de la cultura occidental -por no decir universal- sobre textos que traten la conexión entre el deporte y la literatura, la que Morrison expone a través de más de 50 artículos en los que comenta y analiza poemas, cuentos, novelas, ensayos producidos por grandes exponentes de la literatura universal que abordan distintos deportes.
Como nos tiene acostumbrado Heriberto, esta nueva obra posee tanta enjundia y categoría para ser tomado en cuenta como material didáctico o libro de consulta y enseñanza en las escuelas y universidades que forman en los ámbitos de la literatura y/o el deporte.
Enjundia y categoría aparte, la puesta en público del libro nos brinda el contexto para expresar nuestra gratitud al autor por sus excelsos aportes a nuestra formación como periodista y por la inextinguible amistad que nos ha brindado a través de los años.
En el trato personal nos conocimos por el 1982. Cumplido el pensum de la Escuela de Comunicación Social de la UASD, una mañana nos encontrábamos en la redacción del desaparecido periódico “El Sol”, en busca de tomar experiencia y como fin ulterior conseguir empleo.
El periodista Arismendy Calderón, con quien en la Universidad forjamos una hermandad imperecedera, ya como reportero en El Nuevo Diario, nos llama esa mañana para decirnos que el periodista Félix Radhamés Díaz iba a emigrar para la redacción deportiva de El Sol y él (Calderón) había hablado con Morrison, editor deportivo de END, para que fuera allí a colaborar con la posibilidad de obtener la plaza.
Esa misma tarde nos presentamos ante Morrison y también nos encontramos con Vicente Mejía, quien buscaba el mismo propósito. Al final compartimos la plaza dejada por Díaz y con Mejía formamos otra gran hermandad, al punto de que somos el padrino de su hijo, Vladimir Mejía Hiciano. En Morrison como primer jefe en una redacción periodística, encontramos una extensión de los mejores maestros que tuvimos en la Universidad, con una amplia cultura forjada desde el hogar y profundizada con múltiples lecturas y vivencias, que reflejaba en sus reportajes, artículos y temas que abordaba en series. Era como el nuevo periodismo dominicano.
Orientador y consejero, que corregía con buenos modales, daba libertades para uno desarrollarse en cualquiera de los géneros del periodismo; primero en reconocer los buenos trabajos y exhortaba a seguir el mejor camino. En materia de periodismo escrito o ensayo, Heriberto Morrison es uno de los espejos en que hemos pretendido mirarnos.
Con motivo de la presentación de “Pasión Compartida. Deporte y Literatura”, que recomendamos como lectura obligada, queremos decir a Heriberto, gracias por mantenernos siempre su amistad, por invitarnos a compartir sus momentos de éxitos y por incluirnos en los agradecimientos que hace en este libro y que nos regocija al citarnos junto a grandes hermanos en la amistad como Valentín Contreras, José Luis Núñez (Pepo), Vicente Mejía y otros que siempre nos han distinguido.