La pasada semana, mi buen amigo Eddy de los Santos me envió la grabación de una conferencia por Zoom ofrecida por el roble histórico del sindicalismo dominicano, Fernando De la Rosa, y ahora asesor sindical. Esta conferencia tuvo la moderación del teatrista y escritor Reynaldo Disla y la participación de destacadas personalidades, entre ellas, del reconocido abogado laboral y magistrado, Julio Aníbal Suárez. Esta conferencia fue para mí inmensamente iluminadora y me puso al tanto de la realidad actual del sector sindical en el país.
Una de las conclusiones fundamentales que extraje fue la inexistencia en la actualidad de un movimiento sindical, considerando a éste como la agrupación activa y colectiva de una numerosa cantidad de personas con roles laborales, constituido para actuar por la concreción de programas y objetivos específicos y favorables a los trabajadores.
Los bajos niveles de organización obrera en el país, y los bajos niveles de conciencia clasista, gremial y política que exhiben, principalmente, los miembros de la cúpula sindical, es algo estrechamente conectado a nuestra conclusión.
Así, dentro de estas penosas circunstancias, Fernando de la Rosa señaló que los congresos de las confederaciones sindicales que se realizan son eventos que se efectúan con la participación de una minoría sindical y una mayoría de congresistas “cosméticos” incorporados para alcanzar quórum.
Otras revelaciones importantes expuestas por de la Rosa fueron, entre otras, 1) la existencia de líderes sindicales vinculados a empresas o fábricas, pero no como trabajadores asalariados, sino mediante otro tipo de vínculos; 2) la oposición de empresarios a que los partidos políticos presenten en sus listados de candidatos al congreso a altos dirigentes sindicales; 3) la casi liquidación del sindicalismo en empresas estatales que fueron privatizadas y “capitalizadas”; 4) la existencia de un tremendismo de algunas organizaciones de la izquierda dominicana que enviaron a cuadros políticos a los sindicatos, no siendo estas personas individuos vinculados a las fábricas; 5) que los trabajadores del sector turístico, los cuales tienen siempre que sonreír frente a los clientes, aunque tengan el alma rota, tienen como representantes sindicales a personas que en realidad no lo son.
La clase trabajadora, su nivel de conciencia y de organización, son factores relevantes de desarrollo en cualquier parte del mundo. En República Dominicana el tiempo de ciertos líderes sindicales ya pasó. Es hora de la renovación efectiva del movimiento sindical. Se requieren dirigentes con arrojo y capacidad frente a los grupos que controlan el poder.
Por ejemplo, la cúpula “sindical” no debió permitir que el actual aumento de salarios mínimos se diera al mismo tiempo que la reclasificación de las empresas, pues ello introduce elementos que pudieran obviar que muchos trabajadores caigan en los niveles de aumentos correspondientes. Nos proclamamos por un movimiento sindical que impida que algún trabajador o pensionado sea cancelado sin razón, por este o cualquier gobierno.