Hace unos días cometí una imprudencia vial que posteriormente me hizo reflexionar, y fue que estando a una cuadra para entrar al túnel de la avenida 27 de Febrero, entre Winston Churchill y Abraham Lincoln, el tapón me obligó a esperar 15 minutos, y cuando logré llegar cerca de la entrada,otro conductor intento entrar lateralmente para robarme mi espacio y mi tiempo de paciente espera, por lo que me molesté y detuve mi vehículo para que ninguno de los que estaban en la improvisada tercera fila irregular de la derecha pudieran pasar, y sintieran la misma molestia que yo sentí con la larga espera, lo cual motivó que de inmediato vinieran los dos agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet), que estaban justo en frente,observándolo todo,pero sin objetar la tercera fila lateral irregular, por lo que luego de discutir sobre las reglas y prácticas que debe observar todo buen conductor, decidí marcharme y decirme a mí misma que nunca más lo volvería a hacer por entender que mi acción no contribuía a una buena solución del problema vial, sino a su empeoramiento momentáneo.
Es triste pensar que desde que sales de tu casa alguien te roba algo, llámese el espacio, el tiempo, la paciencia, la cordura, la tranquilidad, o la paz, y si te encuentras dos atracadores puede que también te quiten todo o parte de lo que llevas contigo, o peor aún, que te quiten lo más preciado que es tu vida; así que con un poco de suerte sólo te llevan la cartera o el teléfono celular, o ambas cosas, y si decides ir a poner una querella a la policía o a la fiscalía, sabes que es una pérdida de tiempo porque ellos no se molestan en investigar esos hechos, pues para que aparezca un teléfono celular robado el afectado debe ser una personalidad muy relevante, como aquel sacerdote cuyo teléfono móvil fue localizado en seguida.
Indignante es lo que estamos viviendo en una ciudad capital dondeel azote delictivo nos lleva a alegrarnosde la muerte de un delincuente que intentó asaltar a un ex general que descansaba en su casa, sin detenernos a pensar que el muerto es un ser humano, y que si el sistema de justicia funcionara adecuadamente quizás los delincuentes tuvieran otra suerte, como otra suerte habrían tenido los inocentes que han muerto a manos de los delincuentes.
Por eso a veces no sé qué hacer, si actuar o hacerme de la vista gorda, pero estamos frente a una juventud mayoritaria que se desarrolla en medio del desorden, y, los pocos grupos que han logrado articularse, poco tiempo después quedan desarticulados por una multiplicidad de razones, siendoel individualismo la principal razón de la desarticulación social,porque cada uno para poder crecer tiene que hacer sus tareas individuales, y hasta ahí todo está bien,pero nos olvidamos de que a través de la organización de los ciudadanos y ciudadanas de un país es que se logran grandes objetivos y demandas que terminan formando parte de las políticas públicas para el beneficio de las presentes y futuras generaciones.
Recordemos que un gran movimiento social logró la demanda contra el Ministerio de Medio Ambiente por otorgar la licencia 0157-09 para instalar una cementera en los Haitises, este parque constituye el conjunto geomorfológico más importante de la región del Caribe según datos suministrados por el geólogo Osiris De León, también hombres y mujeres lograron el 4% para educación en una ardua lucha mediante la articulación estratégica, sin embargo lo más sorprendente es que un ciudadano llamado Osiris De León enfrentó mediante la razón y la verdad a los altos poderes de nuestro país con el caso Barrick Gold, este caso logró obtener justicia social con una sola orden. Existela gran necesidad de unificar propósitos para lograr el bienestar colectivo de nuestra sociedad y que se ejecuten las ordenes desde el gobierno.
¿Y yo pregunto qué está haciendo cada uno de nosotros por nuestro país y por el futuro de nuestros hijos?