Hasta pronto

Reconozco que cada vez necesito menos cosas, pero que me aferro a las que necesito. Al mismo ritmo que vas cumpliendo años vas soltando lastres, pero aquello que queda, que te sostiene, se vuelve tan importante que no sabes decirle adiós.

Y como siempre digo, la vida está llena de pequeñas y grandes despedidas. En estos días me está tocando decir adiós a personas muy cercanas, vitales para mí. Se van por razones positivas para ellas, y no puedo sino alegrarme, pero -al mismo tiempo- se tambalea todo mi mundo.

Y escribiendo estas palabras me doy cuenta de que es bastante egoísta sentirme así, porque al final no puedes pretender que todo gire en torno a lo que tú quieres o necesitas, sino permitir que aquellos a quienes amas, que son pilares en tu vida encuentren su propio lugar, sea cerca o lejos de ti.

Al final, tú mismo tendrás que decir adiós, tomar decisiones quizá difíciles porque afecten a otros, pero que necesitas tomar para seguir avanzando.

Es un círculo de vida.
Reconozco que hoy por hoy para mí es algo difícil de aceptar, pero por otro lado, me hace apreciar aun más, si cabe, todo lo bueno que tengo, todas las personas maravillosas que me rodean y agradecer y valorar mi presente.

Además, la distancia no es un sentimiento, eso lo sé yo desde hace mucho tiempo. Cuando realmente tienes una conexión profunda con alguien, no hay mares que la diluyan.

Sin olvidar que todo lo que te ha aportado queda y forma parte de la persona que eres.

Ahora, definitivamente no me gusta decir adiós, creo en un hasta pronto, en que la vida te permite volver a tener cerca a quienes te hacen feliz y, mientras tanto, desear que estén bien y encuentren su lugar.