Harina de un mismo saco

Harina de un mismo saco

Harina de un mismo saco

German Marte

“Quien a hierro mata, no muere a besitos”, refrán popular

Hasta el domingo pasado, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se caracterizó por ser una especie de serpiente bicéfala, con dos liderazgos antagónicos, que solo por conveniencia se soportaban el uno al otro: Leonel Fernández y Danilo Medina.

Pese a la lucha de intereses, esa organización había logrado “lavar sus trapos sucios en casa”. Pero todo tiene un límite.

Después del discurso de Leonel, donde presentó renuncia del PLD, y la respuesta de ayer de Medina, quedó claro que había demasiados celos y resentimientos acumulados y que era solo cuestión de tiempo para que estallara.
Dolido por la derrota sufrida de un improvisado (a quien incluso le piden que no hable “porque calladito se ve más bonito”), el expresidente sacó como nunca todos los trapos sucios al Sol y se pintó a sí mismo como la víctima de la novela.

Según él, ha sido el hombre que más se ha sacrificado por el bien del país, mientras señala a Danilo y sus funcionarios como “los engreídos de Palacio”, que no le agradecen haber hecho “hasta lo indecible” para que ganaran en 2012. Se refería al hoyo fiscal que dejó y al uso desmedido de los recursos del Estado en que incurrió para que Danilo ganara.

Tildó al gobierno de Danilo de “rencoroso, vengativo y que acosa y silencia voces”. Y en parte tiene razón. Mientras atacaba al gobierno, Fernández se presentó como la víctima y a la vez como el único vengador capaz de librar al pueblo del gobierno danilista y garantizó que en 2020 “¡E´pa´fuera que van!”.

Leonel se pintó como si fuera ajeno a todo el desastre. Así es él, capaz de creerse sus propias mentiras. Porque la verdad es que nada de lo que ocurrió durante sus tres gobiernos, y lo que ha pasado en las dos gestiones de Medina, se ha hecho sin su conocimiento.

Medina, a su vez, respondió anoche en un tono enérgico. Lo negó todo y se presentó como el gran armador –que lo es-, a quien Fernández debe agradecer sus triunfos. No hubo ni una autocrítica, a pesar de que en su gestión el clientelismo y la corrupción han roto récords.

Cada uno culpó al otro de todos los males, de todas las mediocridades humanas posibles, mientras se presentaban a sí mismos como unos héroes.

Pero la verdad es que Danilo y Leonel son “harina de un mismo saco”, diría un panadero. De hecho, el PLD, bajo las gestiones de Leonel y Danilo usó los recursos del Estado para dividir y luego reducir casi a la nada al Partido Reformista. Igualmente, con la ayuda de Miguel Vargas dividió y convirtió en una entelequia al Partido Revolucionario Dominicano.

Intentó dividir al PRM, seduciendo a Hipólito Mejía. Solo que ahí no les salió bien.

Y ahora, como una serpiente que se muerde su propia cola, Danilo y Leonel han llevado al PLD a una irremediable división. Es el inicio del fin de esa organización, a pesar de todos los millones amasados por su cúpula.

Como coletazo último, Leonel logra hacer desaparecer como por arte de magia a otro partido: el PTD. En una mañana lo adquirió, y hasta le cambió el nombre, contra la voluntad de su fundador, José González Espinoza, quien, lleno de impotencia, quiso advertir a sus compañeros de que Leonel va en picada. No lo escucharon.

A pesar de todo lo dicho hasta aquí, creo que a Leonel no le queda otra opción que poner a un lado su ego, y en una eventual segunda vuelta impedir que Danilo se salga con las suyas. Si no entiende su rol histórico, el primero en lamentarlo será él. Otra vez se cumple el dicho que reza “no hay mejor cuña que la del propio palo”.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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