Por Carlos Francisco Elías. (*)
Soleado día del 16 de agosto. 2020.
Cuando la mañana despunte, la ilusión del cambio hará su happening en el mismo centro del palacio nacional.
¿Será solo esa vieja ilusión, cargada de transiciones inútiles, historias repetidas, más de lo mismo, pero con otros colores, concesión mayoritaria a una ideología providencialista, cuya visión de lo social deberá ser probada in situ?…
Desde hoy hasta el 2024, queda un tiempo largo en el guión inicial de esa Gran Ilusión popular, para ver sus aciertos en la lucha por frenar el pasado.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? …
Llegamos con el alto vacío del espíritu nacional y con la muerte a cuesta, jugando a esa mueca advertida y que todavía una gran parte de la población le cuesta tomar en serio, mientras los estamentos oficiales salientes aceptaban como bueno y válido la vocación insólita del suicidio popular, disfrazado de tétrico folclor callejero, nadando en frías cervezas, propicio jumo de urbana despedida.
Porque fuera de todas dudas, ellos las medicinas de altas curas, situadas en alguna gaveta privilegiada del Palacio entonces, no la conocían, no eran para ellos…
El axioma es claro: si han vivido mal toda la vida, los efectos de pandemia, como en las rancheras mexicanas, hacen que la vida no valga nada y hasta hoy, nada ha valido…
Para vencer ese axioma de vida, con publicidad válida y adecuada, nada se hizo salvo una monserga politizada diaria que algo siempre tenía que esconder, capacidad de respuesta relativa, campaña electoral a pleno vapor y los pobres poniendo la carne de cañón a una Pandemia, que aún toreamos en la mejor de las incertidumbres…
¿Cómo llegamos hasta aquí, pero cómo?…
La decisión no estaba tomada, aunque las medidas de encuestas lo insinuaban in crescendo, pero no era definitivo y como en la trastienda de la noche la opereta nocturnal, del político filántropo con tu dinero, avanzaba con máscaras de todo tipo, se pensaba que las tenían toda consigo, que era inevitable la continuación de la Gran Estrategia: la apariencia del gran país construido, la granítica imagen de lo logrado y los corifeos más firmes que aquellos encendidos Trujillistas de pura cepa, en corazón de un desfile inmaculado…
Hemos llegado hasta aquí, como empujados por la ventisca del desierto que ciega y es necesario una acción contundente, para salvar lo que queda de la existencia.
Así hemos llegado, la mirada retrospectiva nos deja atónitos: aviones iban y venían y en contrapunto, el » empate técnico » era la respuesta eficaz al monto de encuestas, que nunca en la historia electoral de la República Dominicana, habían logrado un nivel de coincidencia sostenida, sin antecedentes posibles.
Cuando en la pantalla de conteo electoral afloró el 50 %, la noche del 5 de Julio, nacía también el cuento de Hada del imperialismo como Peter Pan, poniendo números en contra del candidato oficial, porque es más fácil así, el infierno es el Imperio, pero nada de revisar el sentir nacional y su hartazgo en lo que poco a poco devenía en un régimen, con una alta cuota de culto a la personalidad y autoritarismo ilustrado…
Cuando la mañana despunte, la voluntad de un 53 % se estará consumando.
¿Sería quizás la acción desesperada de un pueblo que se alimentó del Oficialismo de noche y de día votó por lo que entendía era necesario en la búsqueda de otras respuestas sociales y políticas?
Todas y todos los hemos visto, ha sido una expresión nacional y es probable que los últimos actos antes de cerrarse telón, hayan terminado justificando los resultados de la noche del 5 de Julio.
El Happening del Palacio, habrá terminado, no luce hablar de modistos o cortes y costuras, será importante que los ungidos recuerden que la Puta Calle aún está desierta y que el tino de gobernar cuando se pierde y llega a límites de torpeza, tiene millones de ojos que miran y que como decía León Felipe, gran bardo español exilado en México, toda esa gente se «sabe todos los cuentos » y no se quedará en su casa, que lo recuerden… (CFE)…
(*) El autor es escritor y ensayista. Ha sido columnista de los principales espacios de comunicación del país. Analista Internacional.