Hugo López Morrobel
Los insistentes rumores que circularon desde la pasada semana sobre la posible conexión del pelotero dominicano Hanley Ramírez con sustancias prohibidas debe dejar bien claro que hay que cuidarse al máximo.
Un amigo, de acuerdo a los informes preliminares, utilizó el nombre de Hanley para tratar de conseguir que los policías que abordaron su vehículo le dieran “un chance”, petición muy común en nuestro país.
Sin embargo, se le peló el billete, pero dejó entrever que iba a Boston a visitar a un jugador de béisbol, que se presume era Hanley.
Esa información extraoficial, porque nunca la policía ofreció detalles, llevó a la periodista Michele McPhee a
Hanley Ramirez.
especular que Ramírez “estaba siendo observado” por autoridades estatales y federales, relacionado con la incautación de gramos de crack y fentanilo.
Creo que esta es una de las formas más irresponsables de hacer periodismo, pero al mismo tiempo es una clara advertencia a los peloteros dominicanos de que deben cuidarse al máximo, porque parecería que “el diablo siempre está al asecho” en cada uno de sus movimientos.
No hay duda que esa información mantuvo en ascuas a Ramírez, por las terribles consecuencias que se derivarían de la misma para su presente y futuro, como pelotero y como ciudadano común.
Pero más importante aun, es que hay que saber escoger las amistades, porque no todo el que te conoce o se te acerca tiene las mejores intenciones. Este caso es el mejor ejemplo.
