Haití coge candela y el mundo está quitado de bulla porque es más de lo mismo: grupitos incapaces de influir para lograr votos lo hacen con acciones directas que incluyen sangre y fuego.
Hace años Abel Martínez, que presidía la Cámara de Diputados, respondió al político Evans Paul cuando afirmó que República Dominicana es “el verdugo de los haitianos”.
Dijo: “el verdadero verdugo del pueblo haitiano es su propio Estado que no garantiza registro civil, higiene, educación, ecología, estabilidad ni prosperidad a ese país”.
En contraste, nuestro gobierno resulta de elecciones, hay temor a la ley, existe orden público y oportunidades económicas.
Los dominicanos siempre fallamos esperando respeto y racionalidad de parte del conglomerado humano desastroso e involutivo que ocupa el territorio vecino sin orden ni legalidad.
No sé hasta cuando seguirá la farsa de la comunidad internacional que, desentendida de sus obligaciones, dice falazmente creer que Haití se compone por sí mismo. Mientras tanto, al incómodo país del oeste, ¡cuántos disparates hay que aguantarles a esos bandidos! Ojalá Dios intervenga…