Haití con violencia y miseria, sin autoridad

Haití con violencia y miseria, sin autoridad

Haití con violencia y miseria, sin autoridad

Patricia Arache

Hay preocupación entre dominicanos residentes en distintos puntos del mundo sobre lo que ocurre en la vecina República de Haití, convertida en un barril de pólvora por diversas razones, pero, esencial y más recientemente, por la proliferación de bandas armadas que frente a la indulgencia de las autoridades han tomado las calles y otros espacios del país, particularmente de la capital, Puerto Príncipe.

Cuando se produjo el magnicidio contra el presidente Jovenel Moïse, el 7 de julio del año 2021, Haití estaba en dificultades socioeconómicas y políticas, es verdad, pero todo se incrementó a partir de ese momento y puso de manifiesto, además, lo atomizada que ha estado esa nación en términos de liderazgo y dirigencia.

Más de cuatro décadas de confrontación interna que ha convocado, en otro momento, la intervención externa constituida en supuesta fuerza de paz, fallida y agresiva, por demás, y que sólo dejó a su paso otra estela de dolor y agresión contra la ciudadanía, particularmente contra mujeres y niñas, violadas y abusadas.

La huida del entonces presidente vitalicio de esa nación, Jean Cleaude Duvalier (Baby Doc), quien se mantuvo en el poder por 15 años (abril 1971-febrero 1986), tras “heredar” a su padre, Francois Duvalier (Papa Doc) (1957-1971), como si allí existiera el sistema monárquico, debió suponer una gran oportunidad para que las fuerzas políticas y sociales haitianas se agruparan y se fortalecieran.

Empero, no se produjo ninguna acción visible que revelara la intención de que alguna fuerza asumiera el poder con vocación de servicio, a favor de la población. La división social y los intereses particulares, divididos, se esparcieron por cada rincón y cada quien comenzó a buscar “su tajada”. ¡Triste pueblo!

Más de 20 hombres y una mujer, entre militares, intelectuales y empresarios, han pasado por el gobierno haitiano, la mayoría con carácter de interinato y algunos con sólo par de días de duración, desde el 7 de febrero del año 1986, cuando Baby Doc se diera a la fuga, en un avión militar norteamericano, tras la rebelión popular de un pueblo hastiado por una dictadura iniciada en el 1957.

Henry Namphi (febrero 1986-1988); (junio-septiembre 1988); Leslie Manigat (7 febrero1988-20 de junio 1988); Prosper Avril (17 septiembre 1988-10 de mayo 1990); Hérard Abraham (del 10 al 13 de mayo 1990); Ertha Pascal-Trouillot, primera y única mujer que ha accedido al poder (13 mayo 1990-7 febrero 1991); Jean-Bertrand Aristide, electo con el 67 % de los votos (7 febrero-29 de septiembre 1991) (15 junio 1993-12 de mayo 1994) (12 octubre 1994-7 de febrero 1996) (7 febrero 2001-29 febrero 2004).

También, Raoul Cedrás (29 de septiembre-8 de octubre 1991); Joseph Nerétte (8 de octubre 1991-19 de junio 1992); Marc Bazim (19 de junio 1992-15 de junio 1993); Emilé Jonassaint (12 de mayo 1994-12 de octubre 1994); René Preval (7 febrero 1996-7 febrero 2001) (14 mayo 2006-14 mayo 2011); Boniface Alexandre (29 de febrero 2004-14 mayo 2006); Michael Martelly 14 mayo 2011-7 de febrero 2016).

Evans Paul (Consejo de Ministros) (7 al 14 de febrero 2016); Jocelerme Privé (14 febrero 2016-7 febrero 2017); Jovenel Moïse (7 febrero 2017-7 julio 2021) Claude Joseph (Consejo de Ministros) (7 al 20 de julio 2021) y Ariel Henry (Consejo de Ministros 20 de julio 2021-11 de marzo 2024).

A nadie le cabe dudas de que la República de Haití es fruto de una historia accidentada, retorcida, desgranada. Hoy, carente de todo tipo de autoridad, de liderazgo, de interlocutores para la negociación o los acuerdos, se bate en la más profunda miseria social y humana de la que jamás se haya tenido referencia.

Barbecué, Jimmy Chérizer, líder de los grupos armados en Haití, es quien está poniendo las condiciones: “los días venideros van a traer consigo cosas peores de las que hay ahora”, ha dicho en una entrevista concedida a la cadena británica Sky News.

Al descalificar, como mediador en la crisis a la Comunidad del Caribe (Caricom), Chérizer expuso: “Los respeto mucho, pero no son representantes de las necesidades de la gente corriente y no hacen más que permitir que políticos oligarcas corruptos sigan controlando el país”.

Haití ha zozobrado, ha sucumbido, su crisis sanitaria, social, moral, política y económica se profundiza, lo que debe preocupar a cualquier mortal, pero, para tranquilidad de dominicanos que residen fuera de su territorio, República Dominicana sigue erguida y atenta. Aquí no ha pasado nada, pero surge la pregunta: ¿Hacia dónde irá Haití?