El 2025 ya está en marcha, y aunque han pasado 13 días desde que lo recibimos, no es tarde para mi dedicar estar líneas de hoy a darle la bienvenida con unas cuantas palabras de aliento.
Mi último escrito fue el último lunes de diciembre y, desde entonces, he reflexionado sobre lo que significa este nuevo inicio.
Los comienzos de año son propicios para cerrar ciclos, mirar atrás con gratitud y abrazar lo nuevo con esperanza. Nos ofrecen la oportunidad de aceptar que no podemos llegar a todas las metas, que muchas cosas no saldrán como las esperamos y que algunas requieren más tiempo, paciencia y esfuerzo.
El 2025 nos invita a aprender, aceptar y, sobre todo, a dejar ir aquello que no nos brinda tranquilidad.
Este es un buen momento para replantear objetivos, pero no desde la presión de cumplir con estándares externos, sino desde una conexión más profunda con nuestras posibilidades y energía.
Es tiempo de proponernos metas realistas, que nos brinden logros y alegrías, no estrés y dolores de cabeza.
Un mensaje que venimos arrastrando desde el 2024 es la importancia de priorizarnos. En medio de nuestros trabajos, proyectos y responsabilidades, debemos recordar que nuestra salud, tanto física como emocional, es la base para lograr cualquier cosa. Dedicar tiempo a cuidarnos, a disfrutar los pequeños momentos y a simplemente ser, es un acto de amor propio que se traduce en verdadero bienestar.
Que este 2025 sea un año para avanzar, pero también para disfrutar del camino. Que aprendamos a amarnos más, a vivir plenamente, a priorizar lo que realmente importa y a abrir los brazos a las nuevas enseñanzas.
Hagamos del 2025 un año en el que el equilibrio sea nuestra meta principal. Abracemos los momentos de descanso con la misma importancia que damos al trabajo.
Seamos compasivos con nosotros mismos y busquemos esos pequeños destellos de felicidad que iluminan el alma.
Hoy te invito a iniciar este año con gratitud, con la certeza de que cada día es una nueva oportunidad para crecer, aprender y ser la mejor versión de nosotros mismos.
Bienvenido, 2025.
¡Hagamos que valga la pena!