Hacia una economía parasitaria

Hacia una economía parasitaria

Hacia una economía parasitaria

Daris Javier Cuevas es economista y académico.

La historia de la economía mundial registra que la humanidad transitó por un sistema económico donde la recolección, ganadería y caza se convirtieron en la actividad económica fundamental, razón por la cual se denomina a la misma como la economía de la edad de la piedra o paleolítico. 

Es la época conocida como la prehistoria ya que los documentos escritos eran inexistentes, se vivía de lo que brindaba la naturaleza, significando esto que desde un enfoque de economía laboral es donde se creaba la riqueza, por tanto, en la época del paleolítico encontramos el origen de la economía parasitaria.

La era del paleolítico fue superada por la revolución neolítica cuya mayor expresión fue la orientación hacia la economía productora, sustentada en la agricultura y ganadería como principales motores de la actividad económica. Para la época esta reorientación de la economía fue revolucionaria, fruto de los enormes cambios económicos, políticos y sociales que se introdujeron en la historia de la humanidad.

La gran mayoría desconoce que el neolítico es considerado el periodo de mayor relevancia de la historia, pero también es uno de los que menos conoce la población. Por tal razón es significativo resaltar que en este periodo no tan solo surgieron la ganadería y la agricultura como pivote de la economía, sino que además surgieron las primeras grandes ciudades del mundo, la aristocracia, la propiedad privada, el crecimiento poblacional, la escritura y la división de los poderes públicos.

Es importante resaltar que cuando se trata de la economía parasitaria se está frente a una economía estrictamente del consumo, una economía natural donde todo lo que se producía se consumía y esa era la única preocupación del hombre.  Así que la acuñación del término de economía parasitaria siempre ha estado asociada a los desequilibrios de la economía y al mal estado por donde se enrumba esta.

En la actualidad, guardando la distancia del paleolítico, se asiste a una economía parasitaria con diferentes manifestaciones, dado el hecho de que a escala global se realizan billones de actividades comerciales a diario en los lugares calificados como paraísos fiscales, siendo esta una evidencia irrefutable de que se transita por un auge de las operaciones financieras especulativas sin límites. Se trata de que todas estas operaciones expresen signos de un mundo trasnacional sin regulación y de una exigua voluntad de desarticular estas malas prácticas.

Se trata de inmensas fortunas que se albergan en lugares donde se ocultan grandes sumas de dinero de origen dudoso, fruto del fraude y el blanqueo de capitales, en los denominados paraísos fiscales. En concreto, en los paraísos fiscales, o cuevas financieras, los multimillonarios del mundo ocultan la temible suma de más de 190 mil billones de dólares, según los informes de la OCDE, organización para la cooperación y el desarrollo económico, situación que representa una evasión de impuestos equivalente a US$ 483 mil millones que los gobiernos dejan de recaudar.

En los países europeos se registran aquellos lugares que sirven de paraísos fiscales, víctimas de una evasión fiscal que alcanzan las cifras de aproximadamente 2 billones de euros y omisión fiscal de 60.000 millones derivado del fraude. Estas operaciones de origen ilegitimo han puesto en riesgo la integridad del sistema financiero de la Unión Europea, por lo que Bruselas ha dado la alerta de que el blanqueo de capitales está arrastrando a niveles de alto riesgos al sistema financiero global.

En la actualidad el blanqueo de capitales está en el corazón mismo de las actividades delictivas, por tanto, representa una amenaza para la estabilidad económica, financiera y política de los Estados. Pues con el fenómeno de la globalización existen asombrosas potencialidades de desarrollo para el circuito de las redes de criminalidad organizada dedicadas a actividades como el tráfico de drogas, el comercio ilegal de armas, el soborno y los fraudes financieros, las cuales son especulativas, parasitarias y trastornadoras de la economía formal.

El blanqueo de capitales es un inconveniente turbulento muy grave en América Latina ya que en la región se utilizan fuertes canales no bancarios que viabilizan el incremento sistemático de estas prácticas que conducen hacia una economía parasitaria en perjuicio de la economía productiva. Y esto representa un factor significativo de desarrollo de una economía ilegal que busca legitimarse a través de las operaciones de triangulación bancaria con países de secreto fiscal, lo cual ha estado penetrando en las organizaciones políticas como rentistas de ciertos candidatos a los estamentos del poder político mediante el financiamiento.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD