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¿Hacia dónde nos llevan?

Rafael Chaljub Mejìa
📷 Rafael Chaljub Mejìa

Por esa mala costumbre de dejar todo para última hora, me veo forzado a tratar algo tan importante con tanta prisa. Aun así, hay tiempo para invitar a estar alerta frente al peligro a que nos van empujando las grandes potencias con la carrera armamentista que va ganando fuerza y velocidad.

Los países miembros de la OTAN se han reunido en La Haya y, por claro mandato y presión abierta del presidente norteamericano Donald Trump, han decidido dedicar el cinco por ciento de su producto interno bruto al gasto militar.

La fabricación, la compraventa de armas y todo tipo de material bélico, la preparación de los ejércitos, la modernización de las máquinas y demás medios de guerra pasa a la orden día, y eso contribuye a convertir el mundo en una bomba de tiempo.

Nada de esto les importa a las potencias de la OTAN, porque en ese aumento de los presupuestos de guerra hay una ganancia fabulosa de la industria militar, especialmente la norteamericana y los grandes magnates que la controlan.

Esa ganancia es algo a lo que esos señores les dedican tanta importancia, que según vi en un reportaje de un canal de televisión europeo, los lobistas, aquellos agentes al servicio de las grandes empresas, han incrementado enormemente su labor de ejercer presión o negociar con políticos, incluso con jefes de Estado. Esos lobistas que en cinco años habían realizado sólo setenta y ocho reuniones, nada más en 2023 celebraron ciento noventa y siete, sin contar las reuniones que estos han dejado de reportar a las instituciones a las cuales legalmente deben rendir informes.

Y Trump, luce más desesperado que todos sus congéneres imperialistas de la OTAN. Ha presionado a todos sus socios sin ningún rubor y, Europa, huérfana de auténticos estadistas, como cualquier república bananera, se ha puesto de rodillas ante la voz del amo yanqui.

El presidente de España, Pedro Sánchez, ha hecho sus reparos a la obligación que se le quiere imponer a un país con tantos problemas como España, y ahí mismo salió Trump con dos piedras en las manos, amenazándolo.

El llamado a la atención se impone, porque quieren sentarnos sobre un barril de pólvora y es preciso que los pueblos y gobiernos dignos de ese nombre, denuncien la amenaza, movilicen la opinión pública y con la bandera de la paz en las manos, le digan alto a los atizadores de la guerra y perturbadores de la paz mundial.

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Rafael Chaljub Mejía

Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.

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