Hacer una Policía atractiva

Hacer una Policía atractiva

Hacer una Policía atractiva

José Miguel de la Rosa

Otra vez la Policía Nacional está en boca de todos por causa de los mismos problemas recurrentes que se les han criticado toda la vida a esa institución, que justo cuando se debate su reforma estructural, una minoría muy reducida de sus miembros, se encarga de hacer el trabajo sucio para empañar más su cuestionada imagen.

Muchos generalizan cuando se habla de la Policía, queriendo meter a todos sus agentes en un mismo saco, cuando sabemos que generalizar sería algo absurdo porque no es cierto que todos son iguales, no todos son manzana podrida,  no todos son corruptos y no todo llegan allí para escudarse tras el uniforme y poder actuar libremente.

En lo que sí estamos de acuerdo la gran mayoría, es en que la Policía Nacional necesita cambiar la mala imagen que la tiene sumergida en el descredito y en la desconfianza, y para conseguir eso,  habrá que agotar un proceso que no será nada fácil porque va a requerir tiempo, voluntad, preparación y mucho recurso, para ir consiguiendo los perfiles requeridos, que de seguro la mayoría va a salir de las mismas filas policiales.

En el marco de ese proceso se debería  convertir la Policía en atractiva. Sí, atractiva para la población, que la gente sienta deseo de pertenecer, que el ciudadano se identifique con ella y que nadie sienta temor al ver un agente, sino seguridad y tranquilidad. ¿Por qué no?

¿Cómo se pudiera convertir en atractiva? De la misma manera que ocurrió con la carrera docente, que dejó de ser solo para profesores de vocación.

Recuerden que anteriormente solo quienes tenían vocación de profesores se dedicaban a ese oficio, y a partir del 4% que trajo consigo la Jornada Extendida, se abrió la puerta para que profesionales de diferentes áreas hicieran una habilitación docente y formaran parte del profesorado a nivel nacional, gracias que una importante mejora en  las condiciones económicas del sector lo convirtió en atractivo,  y hoy cuenta con cientos de profesionales que migraron al magisterio, mientras que otros continúan preparándose para ser parte.

Entonces, ¿por qué no convertir la carrera policial en atractiva? ¿Por qué no buscar los mecanismos para que profesionales y personas con buena formación humana quieran formar parte de la Policía Nacional? ¿O acaso no será posible adaptarlos porque nos hemos hecho la idea de que no cumplen con las cualidades que se necesitan?

Está demostrado que para ser policía solo se necesitan dos cosas, que son, querer serlo y tener un padrino que te enganche con el fin de tener un arma y negociar el salario, lo demás ocurre cuando ya se está dentro.

Insisto en que estamos en el momento perfecto para enlazar la transformación de la Policía con hacerla más atractiva, de hacer que yo como periodista, me vea tentado a ser un agente, un agente  al que un sistema no le obligue a hacer cosas que van en contra de sus lineamientos, que no me obligue a corromperme para satisfacer las ambiciones de otros, y que si en caso de que me empujen a eso, yo pueda oponerme y no hacerlo sin tener que enfrentar las consecuencias que hoy sufren los agentes que intentan desobedecer a sus superiores.

No es verdad que tenemos la policía que merecemos, tenemos la policía que quieren quienes la han dirigido desde su fundación.