A propósito de la toma de posesión de las nuevas autoridades el 16 de agosto y de las funciones que asumen de dirigir el Estado Dominicano, cobra sentido reflexionar sobre las pautas necesarias para materializar el gobierno del cambio que se predicó en los tiempos de campaña, recordando que cambiar implica mejorar, avanzar y nunca retroceder.
Desde hace varios años, en el know-how de la gestión pública se parte del concepto de Buen Gobierno o goodgovernance, definido por Jokin Alberdi como “la forma de ejercicio del poder en un país caracterizada por rasgos como la eficiencia, la transparencia, la rendición de cuentas, la participación de la sociedad civil y el estado de derecho, que revela la determinación del gobierno de utilizar los recursos disponibles a favor del desarrollo económico y social”.
El hacer un buen Gobierno impacta en el crecimiento económico, en la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible de un país y se hace evidente en los niveles de confianza que tiene la población en sus gobernantes, en la mejora del bienestar social y en el ejercicio de los derechos fundamentales.
Gestar un Buen Gobierno requiere afianzar una cultura de derechos que supere la tradicional cultura de privilegios que por décadas se ha enquistado en la República Dominicana, en la cual los pobres son vasallos, siervos o súbditos que viven postrados y humillados frente al poder político y económico.
El buen Gobierno no es solo un discurso, tiene que ser medible y monitoreado con indicadores de gestión que determinen qué se está cumpliendo y en qué se necesita avanzar más.
El buen Gobierno empieza por el respeto a la Constitución de la República y su concreción. Con cumplir y hacer cumplir la Ley No.247-12 de Administración Pública, la 200-04 General de Libre Acceso a la Información Pública, la 120-01 que instituye el Código de Ética del Servidor Público, la 340-06 sobre Compras y Contrataciones de Bienes, Servicios, Obras y Concesiones y la 498-06 sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo, y muchas otras.
Gobernar bien es gerenciar con calidad y enfocándose en los ciudadanos para quien trabajan los funcionarios.