La suspensión, cancelación o desvinculación, como se quiera denominar, de alguien que es separado de una función es un acontecimiento frustratorio, y más cuando él o los afectados, son especialistas con vasta experiencia, o no han cometido faltas graves en sus funciones, y sus posibles sustitutos son muy escasos en el mercado laboral.
Es por ello que hay que actuar con mucho tacto al momento de despedir a profesionales y técnicos que han estudiado, especializado y entrenado por años para realizar trabajos específicos, y más en sociedades como la nuestra, que todavía está escasa de personal calificado en muchas área del conocimiento.
Todo esto lo traigo a colación por la denuncia que realizó el presidente de la Federación de Voleibol, Alexis García, de que han sido separados de sus puestos sin razones valederas, muchos técnicos de esa disciplina.
No es la mejor noticia para esa y cualquier otra disciplina, que en el caso del voleibol es, desde hace más de una década, la mejor representación de conjunto que ha tenido el país en toda su historia con “Las Reinas del Caribe”.
Y no es que se les soporten irresponsabilidades e incumplimientos, porque la indisciplina, del tipo que sea, es condenable, pero entiendo que por lógica se deben dar explicaciones a los organismos afectados, antes de efectuar cancelaciones, lo que supuestamente no se hizo.
Ojalá que la “sangre no llegue al río” para que estos malestares, todavía pequeños, no se conviertan en un obstáculo para el buen desenvolvimiento del deporte en términos generales, porque si se registran desvinculaciones de técnicos en otras disciplinas, las relaciones “armoniosas y civilizadas” hasta ahora, se podrían ir a pique.