Hablando de corrupción

Hablando de corrupción

Hablando de corrupción

Danilo Arbilla

Casi todos bajo sospecha.

Lo del Partido Popular en España recuerda al relato de Alí Baba y los 40 ladrones. Cada día aparece una nueva “trama” con “ populares” involucrados, por decenas.

Y no se trata solo del PP; en España pasan el millar los casos de corrupción política e implican a gente de todos los partidos.

En estos momentos pos, y quizás preelectorales, y de “ investiduras” express y contra natura, existe como un acuerdo para que el PP sea el “ pagarín de la boda”. Con un gran aporte de material de los “populares”, por cierto.

En Francia se ha abierto una nueva investigación judicial contra el expresidente – y uno de los favoritos para repetir en el Elíseo- Nicolás Sarkozy. En Brasil parece que se cierra el cerco en torno a Lula – una “anguila muy resbalosa” difícil de asir, según dicen los brasileños- y la situación sigue bien difícil para la presidenta Dilma Rousseff.

En todos estos casos hay algo en común, se trata de investigaciones del uso- o mal uso o abuso- de dineros y bienes públicos para la financiación de las campañas electorales y actividades proselitistas de sus fuerzas o partidos políticos.

No se les acusa de “ enriquecimiento ilícito”, de tener cuentas en Suiza o en “ paraísos financieros” o propiedades millonarias fuera o dentro de fronteras.

Por supuesto que no están libres de eso tampoco, pero lo concreto es que se les investiga y juzga por abuso de poder y uso de recursos públicos para financiar ilegítimamente su acceso o permanencia en el gobierno . Para continuar con la hegemonía del poder.

Esto es, se les acusa de hacer trampa en las elecciones.

Se les acusa de corrupción; de usar los bienes públicos en función de sus intereses particulares, o los de sus familias, o los de sus socios y amigos o empresas, las que luego “colaboran” y les financian “ las campañas”.
Todo está muy claro, pero no todos lo entienden y muchos lo justifican y defienden con el argumento de “ no se pusieron un peso en el bolsillo”.

¿ Que no? . Veamos.

Sarkozy durante su presidencia cobró salarios por un millon 300 mil dólares, a lo que se deben sumar las extras (dietas, estadías, viáticos, que nunca se sabrá cuánto). Más casa, comida y transporte. Ocupó el Palacio del Elíseo, espacioso y con muy buena ubicación en un París donde la vivienda es cara.

Tuvo entre secretaria, asesores, consejeros , choferes, valet, custodios, no menos de una cincuentena de empleados. Automóviles a discreción, casa de campo o de vacaciones y avión y helicópteros para uso exclusivo.

¿Cuánto debería haberse metido en los bolsillos Sarkozy, para darse todos esos lujos?

Iguales cálculos se podrían hacer con lo que gana- y cuesta- un diputado, un senador o un ministro. Muy buenos sueldos, secretarias y secretarios, autos con chofer, lugar de estacionamientos, siempre libres y gratis, café, viajes, recepciones, viáticos, influencia y facultad para premiar (según lo que se necesita o se quiera) y castigar a amigos y enemigos . Más todo el gasto de administración y sin ningún problema con los organismos de seguridad social , fiscal e impositiva.

¿Cuán rica debería ser una persona para poder financiar un régimen de vida y de trabajo (sin horario ni control , “a piaceri” y con largas licencias y vacaciones) de ese tipo? ¿ Cuánto se necesita en “mordidas”, “cometas”, “sobornos”, para conseguir el dinero para pagar todo eso?

Se dirá, y con razón, que eso es lo que el pueblo decide, y que les paga por dedicarse “full time” a administrar sus asuntos. Pero eso solo vale cuando el pueblo lo decide libremente, en pleno ejercicio de sus derechos y sin ningún tipo de limitaciones para poder elegir.

Aquí de lo que se trata es de “ trampas, “ fraudes”, “engaños”, “abuso” para acceder a una posición muy privilegiada a la que no pueden llegar ni los muy ricos, y sin los problemas y los riesgos que apareja.

Es mucho, entonces , muy mucho lo que se meten en los bolsillos a costa de la gente, de la que se burlan y a la que engañan y trampean .

Se trata de corrupción mayor.

Imagínese el lector el día que les toque ser investigados a los Ortega, a Correa, Maduro, Evo, Kirchner ( aquí parece que la cosa se pone en marcha, de la misma forma que para Lula se ha encaminado), y cuando se sepa lo que le ha costado a los cubanos mantener el nivel de vida y los gastos de Fidel Castro y sus familiares y amigos en estos 57 años en que ha sido el dueño de Cuba.



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