Hugo López Morrobel
La Liga de Béisbol Profesional actuó diligentemente ante el escándalo que originó el pasado presidente de la Comisión de Ética de ese organismo, destituido por el pleno del organismo.
Ysócrates Peña Reyes acusó a miembros de la prensa (comentaristas y narradores) de laborar borrachos en las transmisiones de radio y televisión de los diferentes equipos.
Esas declaraciones, ciertas o no, fueron muy vagas, porque no identificaron a nadie en específico, lo que dio pies a que se vieran como una irresponsabilidad.
La Liga sabe perfectamente que esas expresiones causaron un tremendo malestar en la crónica deportiva, la que, por cierto, le importa muy poco o nada, dado que nunca ha tenido respeto por esos profesionales, que casi siempre han sido sumisos hasta el tuétano ante atropellos recibidos de los equipos.
Sin embargo, la situación era dedicada, porque quiérase o no, narradores y comentaristas son parte sumamente importante para la imagen que genera el béisbol hacia la sociedad.
Conscientes del impacto negativo, destituyeron a Peña Reyes y designaron a José Enrique Hernández Machado. Una salida que “lava” el sucio provocado.
