Guerra de Restauración provocó despertar pueblo

Guerra de Restauración provocó despertar pueblo

Guerra de Restauración provocó despertar pueblo

Esta guerra fue una conquista que provocó el despertar social, político y económico del pueblo dominicano.

SANTO DOMINGO.-Hoy, viernes 16 de agosto, los dominicanos conmemoramos el 161 aniversario de la guerra restauradora, una conquista del pueblo que luchó para sacar del país a las tropas españolas luego de la anexión permitida por Pedro Santana, tan sólo 17 años después de la proclamación de la Independencia Nacional.

Esa epopeya, que se inició con el Grito de Capotillo el 16 de agosto de 1863, fue una lucha librada de manera magistral que precedió a la recuperación de la agredida soberanía política, jurídica y económica de los dominicanos.

Para poner en contexto los diferentes tópicos que matizaron esta guerra popular, Juan Pablo Uribe, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, resalta el papel que deben seguir jugando los diferentes actores de la sociedad para que siga viva la visión y acción libertaria de Gregorio Luperón y de los demás restauradores.

¿Cree que la conquista de los patriotas del Grito de Capotillo, es un legado que obliga a los dominicanos a seguir defendiendo la libertad, la soberanía y la integridad territorial?

Lo que se conoce en nuestra historia como Grito de Capotillo es un momento fundamental en el devenir de la dominicanidad, por cuanto constituyó un estremecimiento en la conciencia nacional que se venía forjando dialécticamente en la parte Este de la isla con referentes como la llamada Independencia Efímera de 1821, liderada por el prócer Núñez de Cáceres o la efemérides consagratoria del 27 de febrero de 1844 con su proclama de Independencia Nacional y fundación de República Dominicana, precisamente esta hazaña restauradora es una reafirmación de lo que se había forjado y decidido el 27 de febrero: soberanía, integridad territorial, autodeterminación y autoreconocimiento identitario de nacionalidad, principios inalienables que se levantaron como estandarte en la guerra de la Restauración en la que se confrontó la traidora anexión al Reino español en 1861 y concluyó con el triunfo dominicanista en 1865; y como son fundamentos inalienables, el Grito de Capotillo, con su rebelión anticolonial hace 161 años, tiene plena vigencia en las fibras políticas, ideológicas y morales de la nación.

¿Cuál fue el detonante que dio paso a la guerra restauradora?

El documento basamenta del proceso revolucionario restaurador de la República, patentizado el 14 de septiembre de 1863 en la ciudad de Santiago, sede del gobierno nacionalista en armas, nos plantea en vivo y desde el lugar de los hechos cómo se dice en el argot periodístico, causales del mismo, es válido citarlo: “escarnio, desprecio, marcada arrogancia, persecuciones y patíbulos inmerecidos y escandalosos son los últimos resultados que hemos obtenidos, cual corderos de los subalternos del trono español a cuyas manos se confiara nuestra suerte”.

“El incendio, la devastación de nuestras poblaciones, las esposas sin sus esposos, los hijos sin sus padres, la perdida de todos nuestros intereses y la miseria, en fin, he aquí los gajes que hemos obtenido de nuestra forzada y falaz anexión al trono español. Todo lo hemos perdido, pero nos queda nuestra independencia y libertad, por las cuales estamos dispuestos a derramar nuestra última gota de sangre”.

Efectivamente cumplieron las palabras estampadas en este “manifiesto o acta de independencia”, haciendo valer el lema trinitario, duartiano y febrerista de “Dios, patria y libertad”.

Juan pablo Uribe, presidente de Efemérides Patrias.

¿Cómo debe el pueblo dominicano recordar la efeméride del 16 de agosto?
Debemos recordar esta fecha con entusiasmo practicando el deber cívico, comprometiéndonos con las causas nobles, hermosas, desarrolladoras y patrióticas de la sociedad, del país, teniendo presente en la conciencia individual y colectiva lo que representa para la simbología raigal del pueblo dominicano acontecimiento como la Restauración de la República que tiene en el Grito de Capotillo su emblematización épica primigenia, y es de justicia memorial que mencione los nombres de los bravos nacionales que izaron la bandera tricolor en cerro Capotillo, Dajabón, hace 161 años, restableciendo el camino dominicano: Santiago Rodríguez, Benito Monción, Segundo Rivas, Pablo Reyes, Juan de la Mata, Alejandro Bueno, Eugenio Belliard, Juan de la Cruz Álvarez, Sotero Blan, José Angulo, San Mezquita, José Cabrera, Tomás Aquilino Rodríguez y una persona anónima que en metáfora le doy el nombre de acción.
¿Cuál es el calendario de actividades ?

Hay celebración patriótica en todo el país organizadas por Efemérides Patrias, gobernaciones, las alcaldías, las comunidades y desde luego el acto solemne de juramentación constitucional para su segundo mandato del presidente Luis Abinader.

Hay que destacar que las juramentaciones presidenciales cada cuatro años en esta fecha, es precisamente un homenaje de alto rigor histórico e institucional al portento que representa el 16 de agosto con su carga de dominicanidad restaurando República Dominicana. La celebración de la ceremonia patriótica cívico-militar inicia este viernes a las 8:00 a. m. en el Monumento a los Héroes de la Restauración, en la ciudad de Santiago.

 

Jóvenes deben emular titán de bronce
Consejo. Al ser cuestionado sobre qué deben hacer los jóvenes para que se interesen por los personajes y héroes de la historia, Uribe afirmó que “los jóvenes son el futuro, pero también, radicalmente, son el presente de la patria, es una conjunción temporal en la que participamos todos, ellos y los que somos más adultos y este conglomerado es el latir mismo de la sociedad en tanto y en cuanto sentimiento por nuestro país, el único territorio en el planeta en el cual no somos extranjeros.

Por eso hay que defender la soberanía nacional, garantizar la seguridad territorial de los dominicanos y preservar con nuestra autodeterminación la nacionalidad que nos ha costado tanto”.

Exhortó a los jóvenes que piensen en estas palabras del titán de bronce de la Restauración, Gregorio Luperón. “No hay patria donde no hay civismo… Y una nación no puede ser honrada y verse respetada, sin honrar y respetar a sus héroes”.