Guerra avisada no mata soldado

Guerra avisada no mata soldado

Guerra avisada  no mata soldado

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Nadie puede alegar sorpresa, porque ya lo habíamos dicho muchas veces: las partidas millonarias que la Junta Central Electoral entrega a los partidos políticos dizque para fortalecer la democracia terminan siendo usadas en forma nada elegante, por no decir burda.

Como todos sabemos, la ley ordena a la Junta Central Electoral regalar fabulosas sumas de dinero a los partidos, en proporción con la cantidad de votos obtenidos por cada uno de éstos en las elecciones pasadas. La JCE no tiene más remedio que cumplir el mandato y lo hace con el dinero que el Estado nos ha sacado del bolsillo mediante los impuestos. De manera, pues, que usted y yo somos quienes les pagamos a los partidos.

¿Y qué hacen los partidos con ese dinero? ¡Vaya usted a saber! Lo último que ha trascendido es que se gastaron 27 millones de pesos para que las personas pobres pudieran consumir sus raciones de habichuelas con dulce en la pasada Semana Santa.

Esto, en cuanto a los partidos políticos. En cuanto a los legisladores, también dejan mucho qué desear: cada vez son mayores las evidencias de que los dineros que ellos manejan por encima de sus sueldos legítimos, no tienen un buen final.

Los barrilitos, los cofrecitos, las dietas, los incentivos y cuantas denominaciones se les apliquen a esas partidas que ellos mismos se asignan con cargo al dinero público, son el mejor testimonio de que algo huele mal en Dinamarca. Pero muy mal.



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