Guatemala.- La ola de turbulencia política que derribó al presidente de Guatemala echa una sombra sobre la elección, el domingo, de un nuevo mandatario, unos comicios que muchos temen podría poner fin a la campaña contra la corrupción.
Decenas de miles de manifestantes que exigieron la destitución del presidente Otto Pérez Molina vieron sus deseos cumplidos en parte cuando éste renunció para responder a cargos de corrupción como presunto cabecilla de una defraudación masiva de la Aduana.
El fin de semana se encontraba encerrado en una prisión militar. Pero no se cumplió otro reclamo tan importante como el primero: el aplazamiento de unas elecciones que muchos consideran ofrece escasas alternativas a lo malo conocido.
“La gente rechaza este sistema político, la toma mafiosa de la democracia. Sienten que votar significa simplemente elegir a la próxima persona que saqueará el país”, dijo Manfredo Marroquín, presidente del influyente grupo cívico Acción Ciudadana.
“No rechazan la democracia”, dijo Marroquín. “Lo que reclaman es un reset, un antivirus y empezar otra vez de cero”.
El líder en la mayoría de las encuestas es el empresario y político veterano Manuel Baldizón, de 44 años, con el 30% de la intención de voto.
Su compañero de fórmula está acusado por la fiscalía de tráfico de influencias, pero como candidato goza de inmunidad.
Los rivales más próximos en las encuestas son un comediante que carece de experiencia política, una ex primera dama y la hija de un exdictador acusado de genocidio.
Si ningún candidato obtiene el 50% de los votos, habrá una segunda vuelta el 25 de octubre. Baldizón reconoce que los guatemaltecos están exasperados con el crimen, la corrupción y la impunidad.
Su sitio de internet promete una “modernización del estado democrático” para reformar el gobierno a la vez que combatir la pobreza y la desigualdad social.
Sus detractores consideran a Baldizón, segundo en las elecciones anteriores, un ejemplo de todos los males de la clase política nacional.
Al principio hizo campaña con la consigna “le toca”, en alusión al hecho de que en las últimas cuatro elecciones el ganador fue el segundo en los comicios anteriores.
En las marchas los manifestantes han coreado, “no le toca”. La campaña de Baldizón es muy reveladora de la inseguridad crónica que reina en el país.
Viste un chaleco antibalas blanco diseñado como una chamarra, viaja en helicóptero o en auto blindado y lo acompañan siempre varios guardaespaldas provistos de armas automáticas.
Otros candidatos son Jimmy Morales, un cómico de televisión que se jacta de no ser político, y Sandra Torres, que se divorció del expresidente Alvaro Colom para esquivar la ley que prohíbe a los familiares de un mandatario presentarse a elecciones.
Es empresaria y dirigente partidaria y tiene una maestría en ciencias políticas. Zury Ríos es hija del exdictador Efraín Ríos Montt, quien está siendo juzgado por delitos de lesa humanidad por las matanzas cometidas por las fuerzas de seguridad bajo su gobierno en 1982-83.