Rafael Molina Morillo, director de El Día
Mi reciente artículo sobre los nombres de las principales calles de la capital y nuestro complejo de Guacanagarix ha suscitado los más diversos comentarios. Dos de ellos merecen ser compartidos por mí con mis amables lectores.
La señora Susana Isabel dice que cambiar los nombres de esas vías para honrar a prohombres dominicanos sería una pérdida de tiempo, porque la gente las seguiría llamando igual, y pone los siguientes ejemplos: al Centro de los Héroes se le conoce como La Feria, el hospital Doctor Robert Reid Cabral sigue siendo el Angelita y el hospital Luis E. Aybar se conoce como el Morgan.
De igual modo, pocos saben que la Avenida del Puerto se llama Francisco Caamaño Deñó.
Por otra parte, el señor Alessandro Dauria, quien se identifica como venezolano, afirma que en su país pasa algo parecido, llegándose al extremo de rebautizar hasta saltos de agua naturales y ciudades enteras.
Respeto el derecho de cada quien a pensar como mejor le acomode… pero insisto en que el caso dominicano es un verdadero guacanagarixismo (como diría el Tremendo Juez de la Tremenda Corte).
