Hace unos años un diplomático me comentó: “Ustedes los dominicanos tienen un gran país bendecido con increíble variedad y cantidad de recursos naturales, minería, turismo, agricultura, gente con ganas de trabajar; pero viven quejándose y hablando mal de su propio país sin entender cómo casi todos vecinos les envidian su estabilidad y crecimiento”.
¡Es verdad! Frecuentemente hace falta que vengan extranjeros a recordarnos nuestras bondades, pues nosotros mismos nos desgañitamos hablando mal unos de otros y de todo.
La exitosa colocación de US$500 millones en bonos soberanos para financiar Punta Catalina, con tasa de 5.1% a diez años, es un ejemplo del entusiasmo de los mercados por nuestra economía y nuestro país, expresada de la forma más real: con dinero.
Es una gran muestra de confianza en nuestro Gobierno, como resaltó el ministro de Hacienda, Donald Guerrero.
Más aún, es un oportuno tapaboca a la oposición y un espaldarazo a las autoridades. Aunque voceemos verdades y mentiras entre nosotros, nuestra economía fundamentalmente sana sigue atrayendo nuevos inversionistas. ¡Aunque griten algunos verdes!