Muy raramente alguna persona agradece a su Creador por la vida que tiene, por su cuerpo que está sano, el trabajo, su familia, por lo poco o lo mucho que tiene, algunas veces no somos agradecidos, aunque no vemos a Dios con nuestros ojos, sabemos que Él preserva nuestra vida.
Dios está en la naturaleza, fertilizando la tierra, para que produzca alimentos, Él es la luz de la mañana, para que podamos ver un nuevo día lleno de vitalidad.
La narración en la biblia de los diez leprosos que son limpiados nos dice que ellos clamaron a Jesús pidiendo misericordia, y el Señor los limpió, pero sucede que solamente uno de ellos se volvió a El.
“Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado. Lucas 17:15-19
Agradecer es de sabio, de valiente, este leproso regresó dando gracias por su sanidad. Talvez hoy nosotros no estemos enfermos, pero podemos tomar un minuto para dar gracias a Dios por nuestra vida.