Nunca deja de sorprenderme cómo en ocasiones los seres humanos diluyen su paso terrenal en discusiones bizantinas, es como un pasatiempo dominicano.
Una de las más recientes ha sido una confrontación con aquellos que imploran y/o agradecen a Dios por protegernos de desastres naturales, y los que asumen todo como un proceso de la naturaleza.
Este tipo de actitud no tiene ningún sentido, de hecho raya en la torpeza, y me explico:
No existe ninguna brecha, ninguna duda, de que nosotros los seres vivientes estamos cargados de energías, esas energías han sido incluso explicadas en diferentes culturas tales como la hindú y su Chakra, o la china y lo que ellos llaman Chi.
¿Acaso no ha entrado usted a una casa, una oficina, o ha conocido a alguien y se siente incómodo en ese lugar o con esa persona? casi siempre la expresión que se escucha es “no me dio buena vibra”.
Todo lo que existe sobre la tierra tiene energías, y cada ser humano canaliza esa energía de una forma u otra, ¿Qué pasa con las posibilidades de triunfo de un equipo de béisbol si estos salen al campo de juego con una actitud positiva o negativa?
Nadie debería interferir en el ejercicio legítimo que posee una persona de orar a Dios en el entendido de que está convencido de que si dirige sus energías, llámele FE hacia ÉL, todo resultará para bien.
Es el mismo derecho y soporta la misma lógica que el que ora a Jehová, Alá, Buda, o el que no adora pero simplemente cree con firmeza que todo saldrá bien, se trata de dirigir sus energías en pro de un objetivo.
Entonces, ¿Por qué fomentar la división de las energías? ¿Acaso no queremos todos librarnos de fenómenos naturales? ¿Cuál es la ganancia de disipar esas energías discutiendo sobre la existencia o no de Dios, de sus poderes, en vez de todos pujar en una misma dirección?
Al final, es imposible que todos creamos en lo mismo, ahí es donde entra en función algo que nos falta a todos aprender, y es la tolerancia, tolerar las diferentes ideas y tolerar las diferentes creencias.
La próxima vez que alguien ore o agradezca a Dios, Jehová, Alá o Buda, deje que lo haga en tranquilidad, es su derecho, el mismo derecho que usted tiene de no hacerlo, siempre priorice que esa persona estará intentando lograr lo mismo que usted quiere, simplemente canaliza sus energías de otra forma, ¡una a él sus energías!
Sea inteligente, no se concentre en si alguien cree o no cree, en si hay una explicación lógica y no celestial, no divida, aúne fuerzas, fuerzas que en un mundo cada día más complicado todos necesitaremos.
No confronte, y dele gracias a Dios… o a quien quiera.