España.-La XXVIII edición de los premios Goya se salda con un claro ganador: David Trueba se lleva los galardones a mejor dirección y guión original, y su película “Vivir es fácil con los ojos cerrados” obtiene el de mejor filme y otras tres estatuillas: actor protagonista (Javier Cámara), actriz revelación (Natalia de Molina) y música original.
“Las brujas de Zugarramurdi” se lleva la palma en número de premios Goya con ocho estatuillas de las 10 a las que optaba: actriz de reparto para Terele Pávez, maquillaje y peluquería, efectos especiales, dirección de producción, sonido, montaje, diseño de vestuario y dirección artística.
Tras ellas, “La herida”, con dos Goya (Marian Álvarez a mejor actriz protagonista y Fernando Franco a director novel), como “La gran familia española” (mejor actor de reparto para Roberto Álamo y mejor canción).
El Goya de Trueba
El Goya fue para un hombre de 89 años que no se dedica al cine sino a la educación. Juan Carrión, un viejo maestro de escuela sentado en primera fila junto a David Trueba, director de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, película inspirada en él y en su luminosa aventura detrás de un sueño: conocer a John Lennon mientras rodaba en 1966 en Almería.
El viaje que conduce a este sueño es la película que ayer salió a hombros de los premios Goya, una comedia melancólica, alegre y triste, a bordo de un coche verde junto al maestro y dos jóvenes desesperados. Javier Cámara (al fin, Goya al mejor actor) da vida a ese profesor, a ese hombre obstinado que cree en el futuro de un país: sus jóvenes.
Trueba (mejor director, mejor guión) habló de las cosas que le importan, el cine, los actores, la familia, el periodismo y la política: “Y es bueno recordar que en el cine español hay de todo, gente de izquierdas y de derechas”.
Y habló, por supuesto, como en su película, de no perder nunca ni las ganas de vivir ni la esperanza. Un mensaje nada pueril en estos momentos.
La gala
Manel Fuentes se estrenó como presentador de la gala con un guión en el que declaró su amor al cine español (“ya que no podemos sacar pecho de nuestra realidad saquémoslo con nuestra ficción”), tiró contra la ausencia de Wert (“Estamos en una gala histórica, la primera gala de los Goya sin un ministro de Cultura”) y contra otra de sus dianas favoritas (el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro).
Una gala que naufragó gracias a algunos inexplicables números musicales y un ritmo irregular, pero que mereció la pena solo por el gran momento Femen de Joaquín Reyes, que provocó las carcajadas de las 2.000 personas que acudieron al Centro de Congresos.