¡Goooool!

¡Goooool!

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Muchísima gente se queja y protesta contra la corrupción, pero sólo les molesta la de políticos o funcionarios; más si son del bando contrario, por un insano “esprit de corps” que dificulta exigirles honestidad y transparencia a correligionarios.

Blasonan ser dizque honrados, pero porque nunca han manejado fondos ajenos.

La corrupción –aquí y dondequiera— no ocurre sólo entre políticos o encargados estatales. Conozco empresas donde ningún encargado de compras dura más de 18 meses porque “se daña”. Y ni hablar de entidades no oficiales que manejan dinero, como algunas ONG, clubes deportivos o federaciones.

Sanear el deporte está resultando ingrata y hedionda tarea. Por ejemplo, un politiquito de San Cristóbal sancionado por la FIFA por su desastroso manejo con la Federación de Fútbol, un escándalo vergonzoso, demanda judicialmente a quienes están rescatando a la entidad desfalcada.

El destutanado quiere que la FIFA y los nuevos directivos del fútbol aficionado criollo premien su “hazaña” (¡o “hechura”!) con RD$706 millones más. Los lisios morales son cojera del alma, inconcebibles en deporte de patadas…



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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