Tijuana, México.-La confusión impera en un campamento en Tijuana, México, con 1,500 migrantes de Honduras, El Salvador, Cuba, Haití y África, entre los cuales hay 300 niños, 50 bebés y 10 mujeres embarazadas que esperan cruzar a Estados Unidos.
En tanto, el Gobierno estadounidense de Joe Biden negó ayer que exista una crisis migratoria.
Los migrantes denunciaron que están en casas de acampar sin sanitarios ni espacios para aseo personal, con una reducida vigilancia de la Policía Municipal de Tijuana.
Biden reanudó el 19 de febrero el procesamiento de 25,000 solicitantes de asilo devueltos a México bajo el Protocolo de Protección de Migrantes, conocido como “Remain in Mexico” (Permanecer en México), instaurado por el anterior presidente, Donald Trump.
Aunque estos migrantes no califican dentro del MPP, argumentaron que medios de comunicación “difundieron” que Biden “abriría las puertas” y que regresar a sus países de origen no es opción.
“Es algo cruel porque la mayoría de los que estamos aquí venimos por persecución, venimos por actos de tortura o por alguna otra razón, pero estamos aquí para mandar un mensaje a las autoridades de que no queremos entrar a la fuerza”, dijo una mujer de Honduras.
A diferencia de mayo de 2019, cuando Trump presionó al Gobierno de México para detener el flujo migratorio con las Fuerzas Armadas, ahora no hay un posicionamiento público.
La guardia nacional
El Gobierno de México tiene desplegados más de 7,770 agentes de la Guardia Nacional, un cuerpo policial militar, en los cuatro estados de la frontera sur, de los que 3,484 están en Chiapas.
“Por el momento no se tiene contemplado mayor despliegue en la frontera sur”, afirmó una portavoz de la Guardia Nacional ante los reportes de un presunto aumento de su presencia de indocumentados por el creciente flujo migratorio.
Presidente Biden acusa de “asesino” a Vladimir Putin
Choque. Estados Unidos y Rusia están al borde de una crisis diplomática, luego de que el presidente Joe Biden, en una entrevista por televisión, calificara de “asesino” al presidente ruso Vladimir Putin.
La reacción de Rusia fue el retiro de su embajador en Washington, Anatoli Antónov. Estados Unidos anunció nuevas sanciones a Rusia por el uso de armas químicas contra disidentes políticos y citó el caso del envenenamiento del líder opositor Alexéi Navalni.