La Habana.-El Parlamento cubano va a respaldar esta próxima semana el nuevo plan de ajuste del Gobierno, el segundo en apenas seis meses, para afrontar la grave crisis que sufre el país desde hace cuatro años.
El Consejo de Ministros ha presentado una batería de medidas para recortar gastos -de suspender inversiones públicas a reducir partidas presupuestarias-, medidas que se suman a las decisiones del pasado diciembre, con las que se buscaba principalmente aumentar los ingresos, en pesos y en divisas.
Éste es un recorrido por las principales decisiones que afectan al Estado y las pequeñas empresas privadas, así como una radiografía de la compleja situación de la isla, que el propio Gobierno califica de “economía de guerra». Situación macroeconómica
El Producto Interno Bruto (PIB) cubano se contrajo entre un 1 y un 2 % en 2023, según el estimado oficial, con lo que sigue por debajo de los niveles prepandemia (2019).
La combinación de la covid-19, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y fallidas políticas económicas y monetarias agravaron problemas estructurales de la economía cubana. Desde 2020 el país sufre escasez de básicos (alimentos, medicinas, combustible) y frecuentes apagones, además de una creciente dolarización, falta de efectivo y fuertes subidas de precios.
La inflación
El índice de precios al consumo (IPC) oficial superó el 77 % en 2021 y desde entonces ha oscilado mayormente entre el 30 y el 40 % interanual, mientras salarios estatales y pensiones permanecen estables.
El Gobierno prevé que el desfase entre gastos e ingresos en las cuentas públicas suponga este año el 18,5 % del PIB, con lo que Cuba firmará su quinto año consecutivo en números rojos, tres de ellos con un déficit superior al 10 %. Esto es un serio problema porque las autoridades están monetizando gran parte de este déficit, atizando la inflación.
Cuba importa el 80 % de lo que consume. Sus principales exportaciones permanecen estables o decrecen.