Egos inflados mostrando artilugios materiales y del más alto lujo que consiguieron dañando a otros para ofrecer una visión que creen durará para siempre.
Dinero, desparpajo, extravagancia de cara a una sociedad que languidece de hambre y de injusticia.
Alardeas de la riqueza material que no te ha servido para ocultarte del ojo acusador de la sociedad y de resguardar a los que te aman del ojo del escrutinio público ante tanta ilegalidad.
Una burbuja ficticia que no te ha permitido reconocer que no eres lo que tienes sino lo que está en ti, lo imperecedero, lo que hace que brillen tus ojos.
Ese alardear y llenarte de objetos sólo demuestra la miseria que has creado dentro de ti y que muchos seguirán despistados alumbrados por un falso brillo que se esfuma al tocarlo.
Dichas efímeras que disfrazan el más grande vacío de un alma sin amor y sin conocimiento de su camino.