LOS ÁNGELES.-Su nombre era Gianna Maria Onore Bryant. El mundo, ahora y por siempre, la conoce como Gigi. Su papá, Kobe Bryant, la llamaba Mambacita.
Él era Mamba, por supuesto, y ella iba a ser su versión femenina en el baloncesto. Iba a jugar en la Universidad de Connecticut y de ahí a la WNBA.
Era el plan. Con los años, el mundo la vio crecer de una bebé en brazos de su padre a una niñita tratando de sostener su trofeo de Jugador Más Valioso de la final de la NBA, a su acompañante en partidos de la WNBA, baloncesto universitario y la NBA en todo el país, escuchando a su padre explicar jugadas y observando cada detalle en la cancha, como siempre hizo.
“Gigi realmente se estaba convirtiendo en una jugadora especial”, dijo Russ Davis, entrenador de baloncesto en la Universidad Vanguard, en California, y se hizo amigo cercano de Bryant en años recientes.
“Es difícil predecir su futuro, pero la forma en que estaba mejorando y la forma en que entendía el deporte, el de ella iba a ser brillante”. “Yo trato de ver todo el video que puedo”, dijo Gigi en una entrevista con la televisora KLAS, de Las Vegas, en 2019.
— Legado de Papá
Kobe y Vanessa Bryant tenían cuatro hijas. Gigi era la baloncestista. Ella iba a representar el apellido Bryant en ese deporte . Pocas cosas hicieron tan feliz a Kobe Bryant como eso. “Gigi mejora día a día», escribió su papá.