Ghabli Studio y la dignidad digital
La tendencia de transformar fotos al estilo “Ghibli Studio” invadió Instagram en República Dominicana entre el 20 y el 21 de marzo, convirtiendo imágenes comunes en versiones estéticamente idealizadas. Este fenómeno generó fascinación colectiva, al ofrecer una versión visualmente perfecta de nosotros mismos, cargada de nostalgia, fantasía y validación digital.
Te invitamos a leer: El estilo Ghibli de ChatGPT desata temores sobre derechos de autor e IA
En el Centro de Análisis y Estudio de la Comunicación (CAESCO), decidimos montarnos sobre esta tendencia, pero con un enfoque diferente, un ángulo que apeló hacia la responsabilidad con la gestión de nuestra imagen y un llamado de conciencia en torno a lo que tenemos años entregando sin pedir nada y sin dimensionar lo que hacen con esto, nuestros datos.
La publicación se viralizó en pocas horas, generando reacciones diversas. Algunos minimizaban el riesgo alegando que “ya todos entregamos nuestros datos”, mientras otros nos acusaban de estar en contra del progreso tecnológico. Sin embargo, la verdadera reflexión está en cómo —por un simple “sorbo de dopamina”— entregamos nuestra privacidad a cambio de un momento de validación digital. Nos hemos vuelto dependientes de un sistema de recompensa inmediata, sin cuestionar el modelo económico detrás de estas plataformas.
La verdad
En CAESCO creemos firmemente en el poder de la tecnología para mejorar nuestras vidas. Reconocemos sus aportes en la salud, la educación y la productividad humana. Pero esto no debe hacernos ciegos ante los riesgos que implica la cesión desmedida de nuestros datos, ni ignorar los efectos colaterales que este modelo de progreso puede generar. La conciencia digital no es enemiga del desarrollo, es su complemento ético.
Por eso hablamos de dignidad digital: el principio que defiende la autonomía, el respeto y los derechos fundamentales de las personas en entornos tecnológicos. Esto implica que toda interacción digital debe garantizar privacidad, consentimiento y un uso ético de los datos y de la inteligencia artificial.
“Si no estás pagando por el producto, tú eres el producto.”, Jaron Lanier
A Jaron Lanier lo conocí a través de su obra, titulada: ¿Quién controla el futuro? Y resulta que es un destacado científico informático, artista, filósofo y autor estadounidense, reconocido en todo el mundo como uno de los pioneros de la realidad virtual y un crítico influyente del rumbo actual de la tecnología digital, especialmente en lo que atañe al uso de datos personales, las redes sociales y la inteligencia artificial.
Él critica con firmeza el modelo económico actual de las plataformas digitales, al que llama una “economía de la manipulación”. En algunas de sus obras y conferencias dice que empresas como Google, Facebook o TikTok construyen su negocio extrayendo datos personales de los usuarios, sin compensarlos, para luego vender esa información o utilizarla para influir en el comportamiento humano.
Según Lanier, este sistema convierte a las personas en productos y debilita la autonomía individual, la privacidad y la salud mental, al tiempo que refuerza la polarización y la desinformación.
Cobro por mis datos
A todo lo anterior, Lanier propone una “economía digital basada en la dignidad”, donde los usuarios sean reconocidos como los verdaderos productores de valor en internet. Su planteamiento consiste en que cada vez que una plataforma utilice información generada por una persona (un post, una imagen, una búsqueda), esa persona reciba una microcompensación.
De esta forma, internet no solo sería más justo, sino también más sostenible y humano, premiando la contribución individual en lugar de explotarla de forma silenciosa.
Quizás nos hemos quedado cortos, pero meta no solamente debería ser o otorgar la contribución o más bien lo que le toca al individuo por generar datos visto esto como aquella frase del filósofo Protágoras, de que “el hombre es la medida de todas las cosas”, sino que también en un momento muy importante, y no muy lejano, vamos a tener que conversar seriamente sobre el gran impacto ambiental del progreso tecnológico, para mencionar algo: las grandes cantidades de agua que consume la IA.
Etiquetas
Artículos Relacionados