Bangkok.– El cardenal australiano George Pell, responsable en excedencia de las finanzas del Vaticano, es el mayor dignatario de la Iglesia católica declarado culpable de pederastia tras un juicio en Australia.
Un tribunal australiano hizo público hoy un veredicto de culpabilidad por cinco cargos de abuso sexual contra menores, incluida una penetración, cometidos entre 1996 y 1997 en Melbourne cuando Pell era arzobispo de esta ciudad en el sureste australiano.
La decisión fue tomada por unanimidad el jurado el 11 de diciembre pero este no pudo divulgarse oficialmente por razones legales.
Pell, que se encuentra en libertad condicional a la espera de la sentencia, se enfrenta a una posible condena de unos 10 años de cárcel, aunque sus abogados ya han apelado el veredicto.
El cardenal, de 77 años, fue hasta el año pasado uno de los más cercanos consejeros del papa Francisco, que se ha comprometido a responder con tolerancia cero ante los abusos sexuales contra menores.
Pell nació en Ballarat (estado de Victoria) el 8 de junio de 1941 en el seno del matrimonio formado por George Arthur, un excampeón de boxeo de fe anglicana, y Margaret Lillian, una devota católica. Tiene dos hermanos, Margaret y David.
El cardenal estudió en los centros católicos Loreto Convent y St Patrick en Ballarat, donde destacó como deportista y hasta jugó durante una época con el club Richmond Football en la Liga de Fútbol Australiana.
Sin embargo, Pell decidió ingresar en 1969 en el seminario Corpus Christi, en Victoria, y se ordenó sacerdote en la basílica de San Pedro en Roma, antes de doctorarse en Historia de la Iglesia Católica en la Universidad de Oxford en 1971.
En la década de 1970 y 1980 ejerció como sacerdote y educador en distintas parroquias y centros católicos australianos, incluido en su natal Ballarat.
El australiano fue designado obispo auxiliar de Melbourne en 1987, arzobispo en esta misma ciudad en 1996 y arzobispo de Sídney en 2001.
Dos años más tarde, fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II, lo que le permitió votar en los cónclaves para elegir al sumo pontífice y, por tanto, fue uno de los papables en la votación en la que fue proclamado el actual papa Francisco en 2013.
Pell fue elegido al año siguiente prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, un nuevo puesto creado por el pontífice para atajar los escándalos en torno a las finanzas del Vaticano.
No obstante, al que era considerado “número 3” de la curia romana, tras el papa y el secretario de Estado, le ha perseguido la sospecha por los casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica en Australia, varios cometidos en Ballarat.
En 2002, cuando era arzobispo de Sídney, un hombre aseguró haber sido abusado sexualmente por él en 1961, cuando tenía 12 años y Pell estaba formándose para ser sacerdote.
En marzo de 2016, Pell reconoció que en la década de 1980 existía “un mundo de crímenes y encubrimientos” en la Iglesia católica para proteger a la institución, pero negó tajantemente haber abusado sexualmente de ningún menor.
Así lo declaró como testigo en la comisión especial que investigó la pederastia en las instituciones australianas y que concluyó en un informe que un 7 % de todos los sacerdotes abusaron en Australia de menores a su cargo entre 1960 y 2015.
Esta misma comisión reveló que en los años 1970 había en Ballarat una red de sacerdotes pederastas. La Policía australiana presentó cargos el 29 junio de 2017 por pederastia en el tribunal contra el cardenal, que ese mismo día pidió la excedencia en el Vaticano para demostrar su “inocencia».
De momento, ha sido declarado culpable en un primer juicio, mientras que un segundo, por supuestos abusos cometidos en las década de 1970 en Ballarat, fue sobreseído por falta de pruebas.
Pell es un conservador que en el pasado mostró su oposición a la ordenación de mujeres, al divorcio y al aborto, y que al menos en una ocasión rechazó dar la comunión a homosexuales durante una misa.
El cardenal fue el primer dirigente católico en abordar los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia australiana, con la puesta en marcha en 1996 de un programa de compensaciones económicas, aunque recibió críticas por no dar suficiente apoyo a las víctimas.
Queda pendiente la reacción del papa Francisco, mientras que Pell continúa ostentando el cargo de “ministro de Economía” según la página web del Vaticano.