Una controvertida resolución del Ministerio de Educación sobre equidad de género motiva bullosas reacciones a favor y en contra, con tanta pasión que obligan a preguntarse si todos los opinantes realmente han leído y ponderado el asunto.

Muchos que apoyan el asunto invocan la necesidad de corregir lisios culturales como el machismo y hasta ahí tienen razón. Otros que se oponen señalan que la campaña mundial por mal llamados “progresistas”, para eliminar las distinciones jurídicas entre los derechos de varones y hembras, un propósito loable, está distorsionada al pretender algunos borrar las diferencias naturales entre hombre y mujer.

Creo que hay enorme confusión entre la cuestión del sexo, mal llamado “género”, que lo determina inequívocamente la naturaleza al dotar a varones de testículos y pene y a las hembras de ovarios, vagina y útero; y la sexualidad, perfectamente posible entre humanos del mismo sexo, haya o no amor incluido.

Deberíamos ocuparnos más por criar mejores seres humanos, íntegros; la escuela que enseñe mejor a leer, sumar y restar, en fin, pensar.