El lunes pasado, como una retroalimentación de la columna “Fórmulas mágicas”, conversaba con el reverendo Sanford Medrano y la tendencia actual de la ‘gratificación inmediata’, donde la velocidad es la regla y la paciencia, la excepción.
Teorizamos sobre cómo vemos como norma el tenerlo todo rápido y al alcance de un ‘clic’, donde se persigue y valora más la posesión instantánea que el proceso y la perseverancia. Pero, ¿qué implicaciones tiene esta inmediatez en nuestras vidas y en la sociedad en general?
La realidad es que se están moldeando nuestras expectativas y carácter, haciendo que cada vez tengamos menos paciencia y tolerancia al esfuerzo y al tiempo que requieren ciertos procesos.
Pero no te equivoques, porque la ‘generación microondas’ no solo se refiere a jóvenes nacidos en la era digital, sino a una mentalidad que se está extendido a todas las edades, promoviendo el deseo de satisfacción inmediata.
Lo más preocupante de esto es que la inmediatez está afectando nuestra salud mental, traducida en ansiedad por la necesidad de aprobación y logro rápido, creando un hábito de comparación constante. No estamos analizando que la gratificación inmediata, si bien es placentera en el momento, es pasajera, y su acumulación no lleva a la realización personal.
Otra realidad de esta generación que se está incubando es la tendencia a evitar el fracaso, pues se percibe como un obstáculo en lugar de oportunidades de aprendizaje. En una mentalidad de inmediatez, cualquier retroceso es un problema que atenta contra la comodidad y no una experiencia que contribuye al crecimiento.
Llamado a la paciencia y perseverancia
Debemos seguir enviando el mensaje que no todo en la vida debe, ni puede, suceder de inmediato. Algunas de las experiencias valiosas requieren tiempo, paciencia y dedicación.
Tomarse el tiempo de aprender, de esperar y de aceptar los contratiempos nos da las herramientas para construir una vida más satisfactoria y menos dependiente de la validación externa.
Necesitamos interiorizar que muchos de los logros y las relaciones más significativas surgen cuando estamos dispuestos a invertir en ellos a largo plazo.
Recordemos también que no todo es malo. pues de esta generación, sin duda, debemos aprender de esa capacidad de saber adaptarse y aprovechar los recursos tecnológicos al máximo, pero sería enriquecedor equilibrar esta capacidad con la aceptación de que algunas cosas, las que realmente importan, necesitan tiempo para desarrollarse.
Aprovechemos las ventajas que nos traen las nuevas generaciones sin perder la capacidad de esperar y de esforzarnos por lo que realmente queremos.