La inspiración de plasmar unas letras a veces viene de los recuerdos, así es en esta ocasión. Animado por una conversación con una buena amiga, Aimee (Girly) de León quien fuera encargada de planta física de Cancillería, y otra persona de quien me reservo el nombre.
Todo surge a raíz de un par de tuits que el canciller Roberto Alvarez Gil produjo en relación a los límites fronterizos de República Dominicana y Haití.
Esto me hizo recordar una familia honorable y un ser profesional, bueno, y cariñoso.
Tal como puntualiza en esos tuits el actual Ministro de Relaciones Exteriores, desde 1929 fueron trazados los límites fronterizos entre República Dominicana y Haití, estos límites fueron posteriormente ratificados y aunque parezca innecesario reiterarlo, no serán alterados jamás.
Una de las personas encargadas de realizar todos los estudios de cartografía y topografía fue el ingeniero Manuel Salvador Gautier, quien era hijo de la figura cimera de la medicina Salvador B. Gautier.
A su vez, es al hijo de Manuel Salvador Gautier, el abogado José Bienvenido Gautier, a quien encontré un día que el Doctor Hugo Tolentino Dipp me pidió subir a su despacho, cuando este se desempeñaba como canciller.
“Brache, dámele todas las facilidades necesarias al embajador Gautier para que pueda desempeñar su trabajo, él nos va a ayudar a recuperar y señalizar todos los bornes y límites de la frontera”.
Don José se había ganado sin duda el derecho de continuar la obra de su padre, no por un asunto de pura genética sino por el nivel de preparación y entrega que le caracterizaba.
Había sido el propio Embajador José B. Gautier quien voluntariamente llevó a la Cancillería todos los planos realizados por su padre en 1929, y que presto, el Doctor Tolentino Dipp ordenó su preservación. Para ello, en esa época contamos con la colaboración de la embajada francesa.
Se conformó entonces una comisión, y esta inició los trabajos que duraron varios meses. Haití también designó una comisión, a la que con gusto asistimos en su momento para lograr nuestro objetivo.
Finalizados los trabajos se hizo una exposición que incluía una réplica de los nuevos bornes (mojones) colocados a lo largo de la franja fronteriza.
Don José, quien se hizo querido por todos por su fino trato e impecable educación, tenía además un gran sentido del humor. Una de sus mejores anécdotas era la de por qué a su hermano gemelo Manuel Salvador Gautier Castellón le decían “Doy” (por cierto, su madre salió rauda desde la frontera a dar a luz, pues acompañaba a su padre) y este explicaba que lo que pasó era que él nació primero y cuando nació su hermano la madre, doña Maricusa, dijo: “este es feo, así que lo doy”. Obviamente un chiste, pues precisamente eran idénticos.
A propósito de Doy, este merece un escrito aparte, narrador, ensayista, poeta y arquitecto. Solo googlear su nombre responde por qué.
Don José se nos fue en el año 2011, luego de una batalla contra el cáncer, condición que conocía cuando puso su talento al servicio de la tierra que amaba.
Quizás un poco de él llega a mí en esta tarde fría, lejos de una tierra de la que aun quisiera no me puedo desligar.
Loor a los Gautier.