Gatillo alegre

Gatillo alegre

Gatillo alegre

Dunia De Windt

Por supuesto que no sólo la Policía Nacional patrulla las calles y barrios del país con armas en las manos, sino también los ciudadanos con el pretexto de defenderse por si les toca la ocasión.

Observamos que cada semana las autoridades en un alegado “intercambio de disparos” balean a mansalva a todo lo que se mueva detrás de los delincuentes y algunos de esos tiros se les pega a quien nada tiene que ver con el asunto.

Desgraciadamente, tampoco es la primera vez que escuchamos que a fulano le pegaron un tiro por haber rozado su carro con otro, o por un parqueo, por diversión, por atracos, celular, insultos en un semáforo, etc.

Hechos cometidos por personas que usted ni se imagina que poseen armas en sus vehículos, domicilios, ya sea de manera ilegal o legal. Cualquiera con un arma en sus manos decide finalizar con la vida del otro por cualquier absurdo sin mirar las consecuencias.

El trágico suceso acontecido con el asesinato de Juan de los Santos, su seguridad y el suicidio del propio ejecutante en la oficina del exalcalde, un hecho a mi entender con premeditación y alevosía, fue impactante para todos nosotros, dada la magnitud de la acción y la forma. No voy a entrar en las razones que llevaron a este individuo a cometer esta desgracia, sino que miremos todos el uso de armas en manos de personas desaprensivas y la manera de frenar este asunto.

En ese sentido, hace mucho tiempo se viene hablando de una dichosa ley de control de armas de fuego en el Congreso donde no ha sucedido nada al respecto.

A raíz de estos actos de violencia, el diputado Víctor Bisonó propone nuevamente que se discuta esta ley en el Congreso, que conste de: triple dimensión de nuevos límites a la regulación de las armas, el régimen de sanción para sus perpetradores y lo más importante, la educación de la cultura de no-proliferación de armas de fuego. Como ciudadana propondría también examinar síquicamente a cada persona que desee portar un arma. Esto suena a quimera pero ojalá y sea una realidad.

Este tema tiene sus aristas, porque muchos se aferrarán al derecho de defensa propia, por otro lado, como sociedad tenemos unos niveles alarmantes de violencia por armas de fuego y aunque la ley no frene esta situación de gatillos alegres, tal vez trate de paliar y disminuir su incidencia en la sociedad.

Es importante apoyar esta iniciativa y que el Congreso actúe en ese sentido.
La calma y la pasividad en las calles y entre conocidos es cosa añeja en nuestro entorno.



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