Hugo López Morrobel
Nadie puede discutir o poner en entredicho que el boxeo retomó popularidad y seguimiento en todo el mundo, tras ser “invadido” por una serie de escándalos y decisiones estrafalarias, por los excelentes resultados sobre los cuadriláteros, del filipino Manny Pacquiao.
Nadie imaginó que este hombre se convertiría en uno de los mejores exponentes del boxeo de toda la historia.
Ha enfrentado a todos con una firmeza extraordinaria, lo que lo ha convertido en uno de los púgiles con más credibilidad en un deporte, que reitero, ha estado lleno de inmundicias, tanto entre los propios boxeadores como de promotores, que todavía siguen cometiendo barbaridades con el montaje de espectáculos estrafalarios, con el único objetivo de obtener jugosas ganancias, sin importarles nada más.
El trabajo de Pacquiao (62-7-2,39 KO’s), produce credibilidad, al punto que sus compatriotas lo consideran como el hombre ideal para ocupar la presidencia de su país, donde ya fue electo senador.
Creo que el combate que sostendrá el próximo sábado ante el cubano Yordenis Ugás (26-4-0, 12 KO’s), será uno de los más peligrosos de su gloriosa carrera, no porque el caribeño sea una cosa del “otro mundo”, sino porque ya a su edad, 43 años, se disminuyen muchas herramientas que antes fueron armas letales.
De obtener el triunfo ante Ugás, lo más inteligente que puede hacer Pacquio es anunciar su inmediato retiro, para conservar el respeto y admiración, tras ser campeón en ocho divisiones.
