Santo Domingo.-Carmen Gómez Rodríguez parece estar sentenciada a una pena de muerte. Por el hecho de devengar un salario mínimo de 6,500 pesos al mes su calidad de vida es cada día más deprimente.
Para “alargar el peso” se alimenta de los restrojos que venden en el mercado de Cristo Rey, trabaja más de 10 horas diarias, y limpia apartamentos por paga en sus días libres.
Así como Rodríguez, en el país hay más de 1.6 millones de trabajadores que sobreviven con un salario menor a los 7,000 pesos, con el que tienen que cubrir una canasta básica calculada en unos RD$12,000 para los más pobres, y RD$26,855 para el promedio, según Banco Central.
Vicisitudes
Los alimentos y servicios básicos de los pobres se cubren normalmente con el dinero que ingresan dos o tres miembros de la familia, pero en el caso de Rodríguez sucede lo contrario.
La madre de tres hijas de 15, 26 y 37 años es la única que trabaja en la casa, ya que su esposo Miguel Angel Richiez (un operario de máquinas pesadas) no lo emplean porque tiene 62 años.
Una de sus hijas fue despedida de su empleo y la otra aún no consigue trabajo, pese a que se graduó de informática hace dos años. “Yo estoy explotada. Aquí vivimos cinco personas, la única que trabaja soy yo y es en una casa de familia”, explicó la señora con un desesperado timbre de voz que sonaba a agotamiento.
La dama, que ya pasa de sus 50 primaveras, contó a EL DÍA que se levanta a las 5:30 de la mañana y dura una hora completa en un autobús, para cumplir su jornada laboral que inicia a las 7:00 de la mañana y termina a las 6:00.
En esa casa trabaja cinco días a la semana, pero como el dinero no le alcanza, dedica sus dos días libres para limpiar unos apartamentos en los cuáles devenga unos 600 pesos, adicionales a los RD$6,500 de su empleo fijo.
La agradable trigueña es una de las pocas dominicanas que cuenta con la ayuda de un pago “extra” del alquiler de una casa de la familia.
“Si no fuera porque mi hermana mayor es consciente y me deja cobrar esa casa ya nosotros estaríamos muertos”, dijo.
Distribución de gastos
Rodríguez y Miguel Ángel Richiez compartieron que todos los meses pagan RD$1,500 de colegio para su hija menor y RD$3,900 de Internet, teléfono y energía eléctrica.
Cada mes hacen dos compras de más RD$5,000, a parte del menudo que gasta en el mercado de Cristo Rey, donde bajan a comprar en la tarde cuando los vendedores sacan los rechazos que nadie compró durante la mañana y los ponen más baratos para no llevarselos a sus casas.
Gracias a todos esos malabares la familia Rodríguez- Richiez sobrevive, pero el desgaste físico y las falta de oportunidades le roban cada soplo de vida.