SANTO DOMINGO.-Gabriel Pagán confesó que mucha gente ligada al mercado de la música ha intentado sacarlo del merengue y ponerlo a grabar otros géneros musicales, ofreciéndole villas y castillos, pero no ha aceptado ni lo hará.
Precisó que hacer merengue y entrar en el gusto de la gente le ha costado mucho sacrificio y esfuerzos, por lo que nadie lo sacará de ahí, sin importar lo que le ofrezcan.
Llamado a locutores
Entrevistado el programa “Aquí está el merengue”, que se transmite cada sábado por Rumba 98.5, Gabriel exhortó a los dueños y programadores de emisoras a no tener miedo a la hora de pautar un merengue, quizá por prejuicio de que le va a dañar su programación el oyente sintonizaría otra.
“A la gente le gusta el merengue y nadie va a cambiar de dial porque pauten un merengue. Este debe ser el país donde más suene el merengue, porque es de nosotros”, agregó.
Muy costoso
“Sé que hacer merengue resulta muy costoso, porque no es igual grabar un merengue que una canción urbana. Hacer un disco completo no es algo que se hace con poco dinero, pero también dependen los músicos, el estudio y otros temas. Con el disco ‘Morí soñando’ yo partí el cochinito. Esa fue una inversión costosa, porque fueron 14 artistas y tres años de producción, pero no te puedo decir la cifra exacta”, dijo Gabriel.
Y es que desde pequeño su anhelo fue convertirse en artista, algo que afirma le tomó mucho tiempo conseguir. Pero se preparó musicalmente estudiando en la University of California Berkeley. No hubo nada más que le llamara la atención, a tal punto que hasta dejó la universidad para solo dedicarse a la música y conseguir un título en Berkeley.
Gabriel Pagán se ha identificado por sus sombreros de ala ancha y ya tiene una gran colección de ellos de diferentes colores, marcas y estilos.
De niño agarraba la raqueta de jugar tenis como si fuera una guitarra.
“Mi madre me cuenta que yo me metía a la cocina, agarraba las ollas y empezaba a tocar con ellas. Todo lo que era música estaba metido en todo”.
Desde los cinco años de edad siempre llevaba consigo una guitarra para donde quiera que iba. Sus primeros estudios musicales los realizó en la escuela Mubarak, con doña Berenice Mubarak, quien le inculcó el piano.
Su primera composición fue “Ya no siento la magia”, luego de haberse separado de su novia. Sus primeras grabaciones fueron “Huellas del silencio”.
Gávielo Vargas le dio las herramientas para poder entrar a Berkeley y luego de varias audiciones consiguió entrar a esta universidad en 2008, donde comenzó con la carrera de producción musical hasta 2012, año en que se graduó. “Peripecias” fue su primer álbum, en el cual aún estaba buscando su identidad. “Con este disco yo estaba muy pop, muy jazz y”, dijo.
Su despegue
Su éxito de siempre es el merengue “A tan solo una hora”, lanzado en diciembre de 2016, pero entró de repente al gusto de la gente y estuvo sonando por más de un año.
Durante sus inicios, Gabriel no tenía una línea definida, hasta grabar junto a Ilegales el tema “Como te sueño yo”, un merenhouse que le abrió las puertas.
“Me llamó mucho la atención que cuando viajaba a diferentes países todos conocían a nuestros merengueros y aproveché que en ese momento no había ningún joven haciendo merengue y acuñé este ritmo”, confesó Gabriel en Aquí está el merengue.
Con las pilas puestas
—1— Lo nuevo
“Quiéreme” es lo más reciente, un merengue, que es el soundtrack de la película dominicana “No es lo que parece”.
—2— Sus raíces
Lleva la misma línea de “A tan solo una hora” y tiene planes hacerle buena promoción.
—3— Respaldo
La escribió en mayo de 2020 y cuenta con apoyo de Caribbean Cinemas.