En todo el mundo ha avanzado y se ha afianzado el concepto de Gabinete Paritario, es decir un gabinete de ministras y ministros donde mujeres y hombres participen en igualdad de condiciones. Ya en muchas partes del mundo este es un punto fuera de discusión.
¿Por qué es tan importante? De acuerdo con la Constitución dominicana, artículo 137, «El Consejo de Ministros es el órgano de coordinación de los asuntos generales de gobierno y (…) despacho de los aspectos de la Administración Pública en beneficio de los intereses generales de la nación y al servicio de la ciudadanía. Estará integrado por el Presidente de la República, quien lo presidirá; el Vicepresidente de la República y los ministros».
Además, la propia Constitución establece en el artículo 39 el Derecho a la Igualdad y dicta que: “El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado».
Aunque la redacción del artículo 137 tiene en su lenguaje un sesgo sexista, el mismo nos indica que -más allá del presidencialismo tradicional- los cargos de ministras y ministros son muy relevantes pues, además de dirigir las carteras sectoriales, en su Consejo es donde se aprueba (o se debería aprobar) el Presupuesto del Estado y las políticas del Ejecutivo.
El artículo 39, por su parte, instruye una igualdad que debe ser defendida, conquistada y ampliada.
Las mujeres dominicanas son el 50.06% de la población, pero están notoriamente subrepresentadas en política: apenas dirigen 3 de los actuales 22 ministerios; ocupan el 22% de los cargos de elección y representación; y fueron el 14% de las candidaturas a dirigir las alcaldías en 2020.
Esto es un acto de evidente discriminación y desigualdad que viola la Constitución, y es negar que las dominicanas son tan capaces y aptas como los hombres.
Si el Consejo de Ministros coordina lo que haga el gobierno: ¿por qué dejar a las mujeres afuera? y ¿cómo se va a reconocer la plena igualdad y a incluir las necesidades y aspiraciones de la mitad de la población, si están descartadas de antemano por una tradición excluyente y claramente antidemocrática?
Nuestro país no es la excepción en este grave daño a la democracia, pues, según la CEPAL, América Latina y el Caribe ha tenido un aumento discreto de participación de mujeres en los gabinetes presidenciales.
Pero hay ejemplos de que se avanza: Suriname y Trinidad y Tobago aumentaron más del doble sus promedios, pasando de un 11,8 a un 33,3% y de un 13,3 a un 29,4%, respectivamente. Por su parte, desde 2018 Costa Rica posee un gabinete compuesto mayoritariamente por mujeres con un 55,17% y Colombia un gabinete paritario con un 50%.
Los cambios son hechos y hay decisiones que marcan historia. En una sociedad con instituciones tan disfuncionales, tantas injusticias, exclusiones y además tanta violencia y desigualdad de género, instaurar un Gabinete Paritario, compuesto 50% y 50% por mujeres y hombres con genuina vocación de servicio público y capacidad, es un acto de valentía así como de compromiso con la Constitución y la decencia democrática. Por igual, es un claro mensaje de que la igualdad en dignidad y derechos no es un pedazo de papel.